El Monasterio de La Rábida, un viaje en el tiempo hasta la época de Colón: el guardián franciscano que lo custodia y la historia de sus orígenes

Un atractivo turístico que ha alcanzado un mayor auge en los últimos años, especialmente tras la pandemia. "Desde hace unos años se ha despertado un mayor interés. A nosotros nos da mucha alegría porque no queremos que se pierda esa llama. Queremos que todos los onubenses se sientan orgullosos de lo que hicieron sus antepasados", cuentan desde la Real Sociedad Colombina Onubense

El Monasterio Santa María de La Rábida: las mejores imágenes de un monumento que es cuna del Descubrimiento

La Casa Zenobia, ubicada en La Rábida, se convertirá en la sede de la Real Sociedad Colombina Onubense

Fray Jordi Escribá, prior de la Orden Franciscana de Santa María de La Rábida. / Alberto Domínguez

Enclavado en en la desembocadura del río Tito, al sur del municipio onubense de Palos de la Frontera, el Monasterio de La Rábida se configura como uno de los grandes emblemas del descubrimiento de América. "Un enclave que en sus orígenes fue Zenobio, con la Universidad Internacional de Andalucía al fondo. En sus alrededores se encuentra la casa de Zenobia, donde venía a descansar con Juan Ramón Jiménez cada verano. Un lugar donde también residió Daniel Vázquez Díaz mientras realizaba unos frescos maravillosos del Descubrimiento", explica Eugenio Toro, presidente de la Real Sociedad Colombina Onubense.

Junto a él, Javier Reyes, secretario de la Colombina, rememora el significado del monumento que vigila el recinto: la Cruz Centinela. Una cruz de hierro que se alza frente a la puerta principal junto a los bustos de los religiosos franciscanos fray Juan Pérez y fray Antonio de Marchena, obra de León Ortega.

Más lejos, en los jardines del exterior del monasterio, se observa una escultura de Colón, de Alberto Alemán Franco, realizada por el 500 aniversario de su fallecimiento y, cerca de dicha escultura, se encuentra el Monumento a los Descubridores, construido en el año 1892, que conmemora el IV Centenario del Descubrimiento de América.

"Este monasterio tiene una historia tremenda, aunque adquiere verdadera importancia a partir del descubrimiento de América, cuando Colón llega a este lugar en busca del saber (recordemos que en esta época, -finales de la Edad Media-, la sabiduría estaba en la Iglesia y en los monasterios)", revela Toro. "También es cierto que Cristóbal Colón tenía una familiar en San Juan del Puerto. Por ello llega hasta aquí y es cuando cobra especial relevancia este monasterio en la historia universal".

Monasterio Santa María de La Rábida / Alberto Domínguez

La primera vez que Colón cruzó las puertas del Monasterio de Santa María de La Rábida fue en 1486. "Hay un códice de Fray Luis, ya del siglo XVIII, que habla de los orígenes de este monasterio y la cantidad de leyendas que recubren toda su historia. Con lo que no hay una fecha exacta de cuándo se construyó, aunque se habla de principios del siglo XIII, con el propio San Francisco. Pero no es hasta una bula de Eugenio VI, ya a finales del siglo XIV, cuando se autoriza a los frailes a quedarse en comunidad".

Así, la Orden Franciscana se establece en el monasterio en el S.XV debido a la carta fundacional del mismo. El monasterio, tal y como lo conocemos hoy en día, fue construido entre los S.XIV y XV. En él destacan la iglesia, de estilo gótico-mudéjar; las estancias, ornamentadas con frescos de Daniel Vázquez Díaz; el claustro, y el museo, que alberga numerosos objetos de valor relativos al descubrimiento de América.

Claustro mudéjar del Monasterio de La Rábida. / Alberto Domínguez

Estos días de verano, es habitual ver a numerosos turistas traspasando las barreras del tiempo en busca de secretos que marcaron un antes y un después en la historia entre dos mundos y que pueden ser descubiertos con tan solo cruzar los muros de este simbólico monasterio. Un atractivo turístico que ha alcanzado un mayor auge en los últimos años, especialmente tras la pandemia. "Desde hace unos años para acá se ha despertado un mayor interés. A nosotros nos da mucha alegría porque no queremos que se pierda esa llama, queremos que todos los honubenses se sientan orgullosos de lo que hicieron sus antepasados. Un logro no solo de los onubenses, sino también de la comunidad que España y de todas las repúblicas americanas con las que formamos una gran familia", celebra el presidente de la Colombina.

El Monasterio de La Rábida. / Alberto Domínguez

El guardián del Monasterio

Pero nadie puede viajar en el tiempo si el guardián del monasterio no abre sus puertas. Fray Jordi Escribá, prior de la Orden Franciscana de Santa María de La Rábida, revela a este periódico que "somos la única orden en el mundo que que no llama prior ni superior al responsable. San Francisco se refería a esta figura como el guardián de los hermanos, no de las paredes".

Actualmente son seis los frailes que conforman esta orden y que residen en una vivienda anexa. Sin embargo, son los que abren, cierran y garantizan la seguridad del Monasterio (apoyados por la gestión del edificio que corre a cargo de la Diputación Provincial de Huelva). "Nos encargamos de la atención religiosa diaria en la parroquia -aquí en la iglesia conventual-. Normalmente los sábados y domingos también acuden a la misa en el recinto vecinos de Palos de la Frontera", indica. "Y luego también nuestro cometido es estar pendientes del día a día del monasterio. Sí hay un fraile que está un poco encargado de las muchachas que son guías oficiales para grupos o para familias, y el resto en general estamos siempre disponibles para velar porque todo esté en orden. Se puede decir que somos los máximos guardianes".

Monasterio Santa María de La Rábida: un viaje visual por su historia y arquitectura / Alberto Domínguez

Un lugar puesto en valor gracias a la Real Sociedad Colombina Onubense

"Desde nuestra fundación, en 1880, celebramos anualmente una sesión extraordinaria, celebrada el 3 de agosto en el claustro del monasterio, para poner en valor la importancia que tuvo Huelva y los lugares colombinos en el descubrimiento de América, así como esa unión que tiene España con América y con todas las repúblicas de América Latina", destaca el presidente de la Sociedad Colombina, Eugenio Toro.

Desde los orígenes, la entidad siempre ha intentado proteger y ayudar en la medida de sus posibilidades a la comunidad franciscana. A cambio, como muestra del cariño que la Orden le profesa, le ha cedido a la Colombina dos salas en el Monasterio como recuerdo de sus orígenes: la sala de las banderas y otra contigua que, por el momento, no está abierta al público

"El origen de la Sociedad Colombina es una disputa entre dos periódicos, La Provincia y El Imparcial. Porque pasó un 3 de agosto y nadie se acordó. Y no salió en primera página. Hubo un gran revuelo. ¿No es importante el hecho de que desde Palos de la Frontera salieran a descubrir América iniciando la mayor expansión cultural y lingüística de nuestro país? ¿No es relevante celebrarlo? Gracias a eso, hay más de 600 millones de personas que son hermanos nuestros. Personas con las que tenemos que hablar más y tenemos que entendernos mejor porque, a fin de cuentas, somos familia", cuenta. "El objetivo real de la Sociedad Colombina fue ese. Nació para poner en valor ese momento".

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