Un millar de personas se manifiestan para que cambien al párroco
MOGUER
La destitución de la junta de gobierno de Padre Jesús es el último desencuentro con el sacerdote
Los problemas se agravan por la propiedad de la capilla de la hermandad
Más de mil personas acudieron ayer a la llamada de la plataforma ciudadana para reclamar la destitución del párroco de Moguer, José Manuel Raposo, al que consideran máximo responsable de la destitución de la junta de gobierno de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santísima Cruz de Jerusalén, Madre de Dios de Gracia y San Juan Evangelista.
La marcha arrancó pasada las ocho de la tarde de la Plaza Virgen de los Dolores, frente al pórtico de la capilla San Sebastián, que cobija a los titulares de la cofradía. En este escenario llegaron a concentrarse unas 800 personas que leyeron un comunicado en el que escenificaron su pesar por la decisión del Obispado y el apoyo frente a lo que consideran una afrenta a Moguer frente a sus tradiciones. Todo, añadieron, a consecuencia de una "decisión absurda" que "daña" a una hermandad con tres cofradía que integran a 2.000 miembros. La plataforma reclamó que la marcha se realizase como si "de una estación de penitencia se tratase: en silencio".
Cumpliendo esta premisa, se desarrolló la marcha en dirección a la parroquia Nuestra Señora de la Granada. Cerca de 600 metros de recorrido que se completaron en algo menos de media hora y en cuyo itinerario se fueron incorporando cientos de personas que lograron sumar cerca de un millar.
El origen del desencuentro del párroco con la hermandad parece estar en la propiedad de la capilla de San Sebastián, del siglo XV y en la última fase de su restauración. Según el Obispado las obras que en ella se realizaron desatendieron las recomendaciones del Departamento Diocesano de Patrimonio Cultural.
El que hasta escasos días fuese hermano mayor de la cofradía, Félix Bogado, reconoce que el principal desencuentro con el párroco se produce sobre la titularidad de la capilla y su restauración, aun cuando mantiene que "la propiedad pertenece a la hermandad".
Bogado destacó que para evitar conflictos se hará entrega de las llaves previo paso de un pormenorizado inventario, bajo notario, donde se acredite todo cuanto contiene el templo religioso. Una entrega a la espera el momento que desee el párroco.
En la ciudadanía los sentimientos eran ayer encontrados. Estaban quien apoyaba la decisión del párroco subrayando que el "encontronazo" se produce "entre él y la junta de gobierno no con la hermandad". Por el contrario, había quien apoyaba sin fisuras a Bogado en el convencimiento de que las atribuciones de la curia eclesiástica han de quedar limitadas a la faceta pastoral, sin injerencias en la de las hermandades.
En cualquier caso, muchos moguereños, feligreses o no, consideran que "la situación se ha llevado demasiado lejos" y que el conflicto entre los dirigentes de la hermandad y el párroco no debió llegar a este extremo, pues existe un interés común más elevado que consiste en "trabajar en favor de los más necesitados y en la unidad de la Iglesia en vez de dividirnos", afirmaba un vecino que no participaba en la manifestación.
Entre tanto el Obispado no se quiso pronunciar sobre la manifestación y se ciñó al comunicado en el que escenificaba que las hermandades no pueden existir al margen de la iglesia. En el achacaba que la junta de gobierno "mostrase un funcionamiento inadecuado en el gobierno de la misma durante los últimos dos años".
En este sentido indican que "el párroco intentó encauzar la situación conforme a las normas de la Iglesia sin hallar una respuesta y actitud positiva por parte de los miembros de la Junta destituida".
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