Fallece José Manuel Mateu, el empresario madrileño de los 70 que llegó a Huelva en tren-cama para quedarse y fundar Dehesa de Dos Hermanas

Impulsor de la barriada de Santa Marta de la capital onubense, y creador de Dehesa Dos Hermanas, transformó dicha finca, situada en Santa Bárbara de Casa, en un modelo de referencia europea en bienestar animal, innovación y excelencia quesera y ganadera

Dehesa de Dos Hermanas logra tres medallas en la feria del queso más importante del mundo

José Manuel Mateu, en su finca de Huelva
José Manuel Mateu, en su finca de Huelva / M.G.

Estos días despedimos a José Manuel Mateu Gippini, un empresario ejemplar y, sobre todo, una persona íntegra. A los 23 años, recién finalizado el Bachillerato en el Liceo Francés y ante la enfermedad de su padre, tomó las riendas de la familia. Ejerció de padre y hermano mayor y llevó hasta su máximo esplendor la empresa Mateu-Cromo Artes Gráficas S.A., situada en la localidad madrileña de Pinto.

Bajo su dirección, la imprenta llegó a contar con más de 1.500 trabajadores, creando además numerosos empleos en otras sociedades que él mismo fundó en sectores como la construcción o el transporte, entre ellas Macursa y Transportes García de la Fuente. Fue el gran impulsor de Mateu-Cromo Artes Gráficas S.A., y artífice de su transformación en una de las compañías más prestigiosas de Europa en el sector de las artes gráficas.

En sus talleres se imprimieron la Enciclopedia Álvarez, El Parvulitos y los libros de texto de la Editorial Santillana. "¿Qué hogar español no ha tenido o tiene un pedacito de resma de papel de Don José Manuel, como todos le llamaban?", recordaban estos días algunos de sus antiguos trabajadores.

Mateu en su finca Dehesa de Dos Hermanas, recién adquirida en los primeros años de los 80
Mateu en su finca Dehesa de Dos Hermanas, recién adquirida en los primeros años de los 80 / M.G.

Su pasión por el campo lo trajo hasta Huelva, primero a Valcampero, un paraíso de finca junto al Chanza, y después a El Obispo, donde, junto a Jesús de Polanco, intentó llenar de almendros aquel sueño compartido de dos empresarios madrileños de los setenta que llegaban en el tren cama a Huelva.

En la capital onubense dejó también su huella urbanística: fue el impulsor de la barriada de Santa Marta, un modelo de construcción social. Aquellos 258 primeros pisos, de ocho y cuatro plantas, rodeados de jardines, fueron iniciativa suya, del mismo modo que cientos de viviendas sociales que promovió en terrenos familiares de Pinto.

Su íntima relación con el magnate de la prensa Jesús de Polanco culminó con la venta al Grupo PRISA de las fábricas de Pinto (Mateu-Cromo S.A.) y de Valladolid (Macrolibros). Corría el año 2000 y el mundo digital comenzaba a poner fin al reinado del papel. Fue una decisión acertada que él mismo definió como "un golpe de suerte".

El empresario madrileño asentado en Huelva, José Manuel Mateu
El empresario madrileño asentado en Huelva, José Manuel Mateu / M.G.

A partir de entonces involucró a sus hermanos y se volcó en una de sus grandes pasiones: la agricultura y la ganadería, vocaciones que heredó de su padre. En ellas aplicó toda su sabiduría y su espíritu emprendedor, convencido, como escribió Marco Tulio Cicerón, de que "la agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre".

Discreto como pocos, José Manuel Mateu fue también un luchador incansable por todo aquello en lo que creía, y un trabajador constante y determinado que nunca se rindió ante las dificultades y que defendía sus proyectos con pasión hasta el final. También fue una persona generosa…, muy generosa.

Entre sus lecturas favoritas destacaban los tratados de Varrón y Columela, obras que continuaban sirviendo de guía a campesinos y ganaderos. Con una inteligencia prodigiosa y una curiosidad insaciable, se propuso transformar un terreno árido, ácido y arcilloso del Andévalo onubense en una finca fértil y productiva: Dehesa Dos Hermanas.

Su pasión por las ovejas le llevó a coleccionar dicho animales de peluche en su finca onubense
Su pasión por las ovejas le llevó a coleccionar dicho animales de peluche en su finca onubense / M.G.

Adquirió la finca en 1978, atraído por su buena comunicación y su favorable pluviometría. Como solía decir, "hay gente que se plantea retos: unos quieren escalar una montaña, otros correr una maratón; lo importante es entrenarse, caer y levantarse con más fuerza".

Así comenzó la que sería su última gran obra y su pasión más duradera: Dehesa Dos Hermanas, una finca convertida en empresa, donde volcó su sabiduría y, sobre todo, donde fue feliz. La transformó en una explotación ganadera, agrícola e industrial reconocida como modelo en Europa y en el mundo.

En los años ochenta formó a decenas de trabajadores, enviándolos a aprender el oficio del ordeño y la elaboración de quesos a las mejores granjas de Castilla La Mancha. En los noventa, con la leche obtenida en sus apriscos onubenses, inició la producción de un queso curado con leche cruda que pronto conquistó a los responsables de compras de El Corte Inglés, que adquirieron casi toda la producción, dejando solo pequeñas partidas para la venta local.

José Manuel Mateu Gippini llegó a saber de ovejas tanto o más que cualquier veterinario o especialista. Estudió incansablemente, sobre todo textos franceses, y fue el primer importador en España de la raza lechera Lacaune, origen del queso Roquefort. Logró traerla tras insistir personalmente ante el Ministerio de Agricultura y Ganadería.

En la década de 2000, su queso -reconocible por su característica caja verde- alcanzó fama nacional, y su leche fue adquirida por marcas de prestigio como Mantequerías Arias, Boffard y Flor de Esgueva.

Uno de los apriscos de Dehesa Dos Hermanas
Uno de los apriscos de Dehesa Dos Hermanas / M.G.

Su mente inquieta lo llevó a diversificar la finca con proyectos de porcino, e incluso a estudiar la creación de una piscifactoría en los pantanos de la propiedad, que almacenan hasta dos hectómetros cúbicos de agua. Algunos proyectos no prosperaron, pero fiel a su filosofía de que "cada fracaso enseña algo", decidió modernizar y reestructurar toda la explotación, con el apoyo de su familia.

Durante la última década, Dehesa Dos Hermanas se ha consolidado como una finca modelo, galardonada por su bienestar animal, su modernización y por la calidad de sus quesos, premiados internacionalmente en los World Cheese Awards y reconocidos como segundo mejor queso español en su categoría, entre otros prestigiosos certámenes.

Como dijo su hermano en la misa de difuntos celebrada estos días en el tanatorio de la M-30 madrileña: "Más que una propiedad, mi hermano creó una familia. Muchos de tus trabajadores han querido acompañarte en tu despedida, rindiéndote amor, respeto y gratitud. Y eso vale más que cualquier logro material. Tu verdadero triunfo fue otro. Tu humildad de corazón, te desvivías por las personas, te entregabas sin medida. No buscabas reconocimiento. Tú simplemente amabas sirviendo, ayudando, estando".

José Manuel Mateu Gippini fue una persona única e irreemplazable, un hombre que se entregó a todos. Con solo 23 años cargó sobre sus hombros la responsabilidad de ser padre y hermano mayor de siete más. Fue guía, sostén y ejemplo. Hoy, su familia toma el relevo, decidida a mantener los valores y el espíritu que él les inculcó, para continuar siendo un referente desde Huelva.

A sus 88 años no ha podido superar una insuficiencia respiratoria, aunque su mente seguía lúcida y brillante. Conservaba una memoria prodigiosa, que muy pronto verá la luz en una biografía editada y publicada por la empresa que fue el fruto de toda su vida: Dehesa Dos Hermanas.

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