La mayor explotación ovina de la provincia, en jaque por los jabalíes

Destrozan las plantaciones de maíz que alimentan a las ovejas Dehesa Dos Hermanas calcula pérdidas de 60.000 euros/año

Una de las plantaciones de maíz afectadas por la acción de los jabalíes.
Una de las plantaciones de maíz afectadas por la acción de los jabalíes.
Dani Gómez Santa Bárbara

04 de octubre 2015 - 05:01

Los propietarios de la finca Dehesa Dos Hermanas (Santa Bárbara de Casa) están desesperados. Aseguran que está en peligro la viabilidad de la mayor explotación ovina de la provincia, que actualmente cuenta con casi 16.000 cabezas de ganado ovino (con el propósito de elevarlas a 20.000 en 2016), produce anualmente 3,7 millones de litros de leche (con el objetivo de incrementarlos a 6 millones) y da empleo directo y estable a más de medio centenar de personas en una de las zonas más deprimidas de la provincia de Huelva.

El motivo no es otro que lo que José Manuel Mateu, propietario de la explotación, califica de una "auténtica plaga" de jabalíes, que "campan y destrozan lo que quieren" a lo largo y ancho de las 320 hectáreas de cultivo de maíz que la empresa ha logrado transformar en regadío y hacer rentables en una de las zonas más áridas de la provincia onubense.

El maíz es la base de la alimentación de las casi 16.000 ovejas de la raza francesa lacaune con que cuenta la explotación. A ello se suma el bajo precio de la leche y los corderos (menos de la mitad que hace 20 años), lo cual obliga a la empresa a "controlar al máximo" los costos y las pérdidas por daños, entre los que se encuentran los causados por los jabalíes, y que calculan en un 10% de lo plantado durante los 36 primeros días del ciclo vital de la planta; un 20% desde el día 36 hasta el 64; y hasta el 70% del 65 al 96, que es cuando se cosecha. Según los cálculos de la empresa, estas pérdidas suponen una disminución anual del 20% de la cosecha o, en términos económicos, de unos 60.000 euros al año.

Según Mateu, estas cifras "desnivelan nuestro presupuesto y ponen en peligro la viabilidad de la explotación", hasta el punto de plantearse recurrir a los tribunales ante la falta de apoyo y soluciones que por el momento ha encontrado en la administración. "Si la vía judicial no nos da la razón entenderemos que nos condenan a desaparecer".

Mateu denuncia que la Junta de Andalucía ha restringido de manera notable la posibilidad de adoptar medidas de descaste contra los jabatos, que hasta 2014 fueron bastante más eficaces. Por ejemplo, mientras que hasta 2014 la administración autonómica permitió a Dehesa Dos Hermanas controlar los jabatos los jueves, sábados, domingos y festivos mediante las modalidades de aguardos diurnos y nocturnos, recechos, batidas y ganchos (para estas dos últimas con el uso de hasta tres rehalas de perros), y con armas de fuego, la autorización otorgada por la Junta para 2015 ha sido solo para jueves y sábados, con las dos modalidades menos eficaces (aguardos y recechos). Además, la resolución de 2015 dice que "se podrán utilizar dos rehalas de perros, con el fin de ahuyentar las reses existentes dentro de la plantación, los martes y viernes, no pudiendo utilizarse entonces armas". Esto, afirma Mateu, "parece una burla" porque "si consiguiésemos sacarlas de la parcela de maíz, se irían corriendo a otra de las parcelas y, ¿quién podría impedirlo sin el empleo de armas?, yo entiendo que es un juego ingenioso para la protección del jabalí, pero no para la protección de nuestros cultivos".

La imposibilidad de eliminar a los animales contrasta con el hecho de que el jabalí podrá ser libremente cazado a partir del 10 de octubre (cuando se levanta la veda), solo dos meses después de que hayan ocasionado los mayores destrozos en el maíz. Además, señala Mateu, la actual legislación contempla la posibilidad de realizar descastes cuando una especie concreta, como es el caso que nos ocupa "causa daños muy considerables a la economía", considerándose su eliminación como una "situación excepcional". Así, la actual normativa ambiental andaluza contempla excepciones al régimen general de protección "para prevenir perjuicios importantes para la agricultura, la ganadería, los bosques y montes o la calidad de las aguas".

En su esfuerzo contra los jabalíes, José Manuel Mateu se ha puesto en contacto en los últimos meses con las distintas administraciones con competencia en la materia, habiéndose topado por el momento una y otra vez contra un "auténtico muro administrativo".

Así, el propietario de la explotación remitió un escrito el pasado 8 de agosto directamente a la delegada de Medio Ambiente en Huelva exponiéndole su problema y solicitándole "auxilio", el cual a su juicio no ha valido prácticamente para nada puesto que, a pesar de lograr algunas concesiones con respecto a la resolución inicial, se retrasa en el tiempo la posibilidad de eliminar definitivamente a los jabalíes hasta octubre, "una nueva burla", ya que la recolección del maíz se realiza en agosto, siendo además ese mes cuando mayores destrozos se producen en la cosecha.

También se ha dirigido mediante escrito a la alcaldesa de Santa Bárbara, Gonzala Gómez, la cual le respondió con una carta en la que, pese a reconocer los "problemas y daños que está soportando" la empresa "en relación a la plaga de jabalíes" y a pesar de admitir tener "constancia" de los permisos solicitados para su eliminación, de los cuales el propio Ayuntamiento ha actuado como transmisor de documentación", éste se desentiende del tema alegando que "desde el ente municipal se ha intentado agilizar todos los trámites solicitados por la empresa hasta donde alcanzan sus competencias".

Por último Mateu ha recurrido hasta a la Guardia Civil, que el 20 de agosto dejó constancia de los hechos por escrito tras una visita a la finca del primer comandante del puesto de Santa Bárbara.

Pese a todo, la solución sigue sin llegar, y los aproximadamente cien jabalíes que cada año se instalan en el maizal, parece que podrán seguir haciendo de las suyas.

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