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Las claves del crimen de Rociana en el que un menor vengó la muerte de su padre

La farmacia en la que se produjo el ataque del menor al anciano.

La farmacia en la que se produjo el ataque del menor al anciano. / Alberto Domínguez

El joven de Rociana del Condado que dio una paliza mortal al asesino de su padre se enfrenta a una acusación de homicidio aunque no irá a prisión. La agresión se produjo el 29 de diciembre, unos días antes de cumplir la mayoría de edad, por lo que será juzgado conforme a la ley sobre responsabilidad penal de los menores. Una condena le llevaría a un Centro de Internamiento de Menores Infractores, como el Odiel, el único existente en la provincia de Huelva, que abrió sus puertas en Peguerillas en 2016.

El caso, sin embargo, tiene muchas particularidades que condicionarán el proceso judicial al que se enfrenta el joven. Ya de entrada viene marcado por una muerte previa, la de su padre, en mayo de 2020. Entonces Rociana se vio sacudida por el asesinato en un huerto de las afueras del pueblo, cuando un septuagenario, propietario del terreno, disparó con su escopeta a quien le robaba unas habas de sus cultivos, en presencia de su hijo de 14 años. Y ese niño que contempló la escena es quien ahora, casi cuatro años después, propinó una paliza en una farmacia de la localidad, que le llevó al hospital, donde falleció tras varios días en coma.

Este nuevo suceso, por sí solo y en su contexto, presenta aspectos que ya están siendo considerados en la investigación y que, en cualquier caso, marcarán el proceso cuando el joven sea juzgado.

Hace un año, la Audiencia Provincial de Huelva condenó a 15 años de cárcel al anciano acusado de asesinar de un disparo de escopeta al padre del joven al “sospechar” que el fallecido había entrado en dicho lugar a robar, todo ello tras el veredicto de culpabilidad emitido por un jurado popular en relación a unos hechos ocurridos en el mes de mayo de 2020. Su hijo confirma que el anciano pasó un año en prisión, pero se percataron de "que tenía varias enfermedades" y se detectó "que tenía el lóbulo frontal con muchos microinfartos, demencia senil y alzhéimer", pero que "tenía que ir todos los lunes a firmar al cuartel de la Guardia Civil".

Juzgado como menor

Lo primero a tener en cuenta es la edad del joven en el momento de la agresión. Tenía 17 años el 29 de febrero, y es por ello que es considerado menor. Aunque la muerte del agredido se produjera ya con la mayoría de edad. La Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad penal de los menores, establece claramente que se acogen a ella los casos en los que el acusado haya cometido delitos con una edad de entre 14 y 17 años. Aunque al día siguiente de los hechos hubiera cumplido los 18, tendría que ser juzgado igualmente por esta ley, que le libra de la cárcel, en caso de condena, y por la que se le impondrían penas correctoras para su reeducación, que en el caso más grave llevaría a su internamiento en un Centro de Internamiento de Infractores, como ahora se encuentra recluido de forma preventiva desde que se conoció la muerte del anciano.

¿Agresión premeditada?

La investigación trabaja en saber si la agresión fue un acto premeditado o si fue producto de un arrebato del joven cuando se encontró con el asesino de su padre. Un trasfondo de venganza o rencor está fuera de duda en el ataque, después de que el chico presenciara con sólo 14 años la muerte de su progenitor de la forma más cruda, con un disparo de escopeta. La familia del agresor, a través de su portavoz, asegura que fueron el nerviosismo y la sorpresa de encontrarse al asesino en el interior de una farmacia lo que le llevó a emprenderla a golpes con él hasta dejarlo malherido. Era la primera vez que coincidían ambos en el mismo lugar tras la salida de prisión del anciano. La versión de la otra familia, en cambio, sostiene que las amenazas de muerte se han sucedido en los últimos años, tanto hacia el asesino como a su hijo, lo que podría influir en la consideración de premeditación.

Acusación de homicidio

Fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía han precisado que el joven fue detenido y acusado en un primer momento de homicidio en grado de tentativa, aunque la calificación cambia a consumado por el fallecimiento posterior del agredido. En este punto tendrá que determinarse si la muerte es por causas directas del ataque o si se ha debido a causas diferentes. Acusación y defensa podrían tener posturas diferentes y serán los forenses los que establezcan la causa de la muerte, que en cualquier caso debe aclararse en la propia investigación. La consideración de una u otra determinará si ha habido un intento de homicidio o si el homicidio se ha consumado.

Atenuantes

Otro factor a tener en cuenta en el juicio es si el joven agresor sufría algún trastorno psicológico desde que fuera en 2020, siendo niño, testigo directo del asesinato de su padre por el disparo del anciano. Su reacción estaría condicionada en ese caso, que la defensa deberá demostrar con la aportación de peritos, y se le podría aplicar un atenuante que redujera su condena, si ésta se produce.

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