Casos de listeriosis en Chucena

Una ruleta rusa de ‘mechá’

  • Chucena registra 30 casos de listeriosis de momento

  • Una tienda vende numerosos kilos de carne para las fiestas patronales en las que se estila ofrecer un aperitivo a los vecinos

El dueño de una tienda muestra una bandeja de la marca La Mechá.

El dueño de una tienda muestra una bandeja de la marca La Mechá. / Alberto Domínguez

Parece una sinopsis cinematográfica. Aparece una alarma de una partida de carne mechada intoxicada por listeria en el sur occidental de Andalucía. Precisamente, jornadas antes en uno de los municipios onubenses, Chucena, hay fiestas patronales, donde el día 15 aprovechando la salida de la Virgen de la Estrella la tradición marca abrir las puertas de los hogares para ofrecer un aperitivo a los vecinos. Y sí. El plato estrella es la carne mechada.

Esta era la comidilla ayer en las calles del pueblo en la misma mañana en la que su alcaldesa, Encarna Castellano, confirmase a este periódico que había registro de 30 casos de listeriosis. Los vecinos de Chucena, sobre todo cuando llegan las fiestas, eligen o cocinar el producto de forma casera o comprar la marca de La Mechá –famosa en el pueblo–, donde se encontraba la bacteria. Cualquier persona que no escogiera el método casero sus pasos le llevaron hasta una conocida tienda de alimentación cercana al centro del municipio.

Allí se encontraba ayer el dueño del establecimiento, Manuel Solís, que lo regenta desde hace apenas dos meses después de un traspaso. Solís ya sabía de la fama de la carne mechada entre los chuceneros cuando se puso tras la barra y encargó 800 euros del producto a finales de julio para hacer frente a las fiestas. “Son piezas de 0,5-1 kilo y se venden como 2-3 piezas diarias”. Y con la llegada de las fiestas, como es lógico, la venta creció. Tanto es así que los días 13 y 14 llegó a cortar alrededor de 30 kilos de carne. “Somos los que más vendemos de esta marca pero no los únicos” ya que hay otras tiendas y bares que lo hacen, explicó a Huelva Información.

Dos vecinos de Chucena conversan en una céntrica calle del municipio. Dos vecinos de Chucena conversan en una céntrica calle del municipio.

Dos vecinos de Chucena conversan en una céntrica calle del municipio. / Alberto Domínguez

Durante la conversación, varios vecinos entraron, compraron y salieron del establecimiento. Hasta que Manuel Solís sacó dos bandejas de carne mechada –devoluciones de clientes–, que todavía están a la espera de que vengan a recogerlas. “Llevamos cinco años comprando esta carne, estaba exagerada de buena”, apuntó una de las clientas. Afirmación que corroboró el propio dueño del establecimiento, y hasta aseguró que “yo he comido más carne que todo Chucena. Me comía las sobras de los cortes porque me daba mucha lástima tirarlos”.

Manuel Solís conoció la noticia de los casos de listeriosis la mañana del 16, un día después de la procesión de la Virgen por las calles de Chucena. Y todo fue a raíz, señaló, de la visita del marido de una embarazada afectada, que preguntó en el establecimiento si la carne que vendía era de la marca que reflejaban los medios de comunicación. Y la respuesta fue afirmativa. El joven dueño de la tienda llamó a Sanidad inmediatamente, que recibió la orden de retirar todo el producto. Días más tarde su repartidor de la carne mechada vino a recoger el género. “Pero hay gente que todavía sigue trayendo”, además de que a todos los clientes todavía les pide que acerquen hasta la tienda la carne por si queda alguna bandeja en alguno de los hogares del municipio.

Manuel Solís desconoce si vendió algún kilo de la partida intoxicada. “Yo no sé si son de mis lotes o de otra tienda”, aunque sí que es cierto que ahora “están pidiendo los movimientos de la carne desde el mes de mayo”. Manuel Solís confirmó que no tiene síntomas de tener listeriosis, aunque pueden llegar a aparecer en las próximas semana. De momento, “¿para qué voy a ir al médico si estoy como una pera?. No tengo síntomas ninguno. Estoy hasta mejor que otras veces”. Eso sí, explicó que, aunque no hay un miedo generalizado entre los vecinos del municipio, ahora la gente con un simple dolor de cabeza, calentura corporal o cualquier otra cuestión la relaciona con la listeriosis.

Dos personas entran en el centro de salud de Chucena. Dos personas entran en el centro de salud de Chucena.

Dos personas entran en el centro de salud de Chucena. / Alberto Domínguez

En estos momentos de conversación con el vendedor, no cesó de entrar la clientela, a lo que él aseguró que “nadie se ha molestado conmigo”, aunque “me da un poco de cosa porque yo he vendido la carne”. Pero el día a día continúa y allí seguían sus vecinos haciendo sus compras diarias. Lo que sí hará Manuel Solís será “no comprar carne mechada hasta navidades y cuando haga algún encargo será de otra marca, no por la marca –que ahora va a cumplir el protocolo sanitario a rajatabla–, sino por la gente”.

El municipio vive ahora una calma tensa. El que no ha comido carne mechada durante los últimos días festivos ha sido “de milagro”, o conoce a alguien que sí lo ha hecho. Chucena tiene unos dos millares de vecinos y las ramificaciones familiares están presentes. Ayer todavía amanecían en pie todas esas luces que han dado color a las fiestas, flanqueadas por banderas españolas y andaluzas que ondeaban con el leve aire cálido que derretía la frente de uno en sudores. Terrazas vacías a causa del calor, y escasos vecinos asomaron por las tranquilas calles de una típica jornada de verano en el Condado onubense. Los pasos que aguantaban los adoquines eran sobre todo de mujeres que con sus carritos de compra se dirigían a casa para preparar el almuerzo. “Gracias a Dios no he comido esa carne mechada, porque la hice casera” explicó una de esas vecinas que pintan canas, que añadió que su hija “se ha escapado de milagro porque la iba a comprar”, y que finalmente no pasó por caja porque su madre cocinó suficiente cantidad.

Por su parte, Isabel Solís, una trabajadora de una tienda de alimentación, señaló que esta carne mechada la ha comprado durante mucho tiempo en la tienda que ahora regenta Manuel –y que anteriormente su tía era la dueña–, y dio la casualidad de que este año no compró. Ni va a comprar más de esa marca. Algunos de los afectados no quisieron hacer declaraciones y en el centro de salud –que estaba tranquilo y sin movimiento vecinal– tampoco estaban autorizados para hablar.

Una fiesta patronal. Catering vecinal en los hogares al paso de la Virgen. ¿El plato estrella?: la carne mechada. A cualquiera le ha podido tocar. Como una ruleta rusa.

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