Los campistas denuncian una cruzada contra el turismo social

Los usuarios del alojamiento buscan el contacto con la naturaleza y vivir al aire libre

C. López / Matalascañas

31 de agosto 2009 - 05:01

Ajenos a la polémica y al conflicto que enfrenta al Ayuntamiento de Almonte con los gestores del camping Rocío Playa, sus usuarios ven en la decisión institucional una cruzada contra cualquier modelo de veraneo que no se circunscriba al 'santificado' turismo de calidad.

Precisamente denuncia que con esta actitud se perpetúa el rol del campista con limitados recursos económicos que optan por estos destinos, ante la imposibilidad de poder costearse unas vacaciones en otros complejos turísticos. Sin embargo, un paseo por cualquiera de estas instalaciones sirve para romper estos perjuicios y encontrar una enorme amalgama de personajes de distintas clases sociales.

Es más, algunos tienen fijada aquí su residencia habitual porque les gusta este modelo de vida, más natural y sin los encorsetamientos que impone la 'jungla' de asfalto. Por el contrario algunos padres alegan que, principalmente, son sus retoños los que más disfrutan de estos destinos y que ahí reside la razón de que regresen año tras año.

Pero, sobre todo, aluden a motivos de filosofía a la hora de decantarse por veranear o pasar sus periodos vacacionales en estos destinos. Concretamente los usuarios persiguen, de forma denodada, el contacto con la naturaleza, la paz o el simple hecho de levantarse por las mañanas y no verse acotado por cuatro paredes. Igualmente los campistas consideran que las instalaciones del camping reúnen todos los servicios necesarios, desde el supermercado a la cafetería, pasando por los baños en un buen estado higienico-sanitario, luz, agua, recogida selectiva de basura. Y consideran que las instalaciones comunes se encuentran en un nivel "óptimo".

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