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Así es el baile de los cirochos de la Romería de Piedras Albas

Así es el baile de los cirochos de la Romería de Piedras Alba.

Desde muy pequeños, los vecinos de los municipios andevaleños de El Almendro y Villanueva de los Castillejos viven la tradición de la Danza de los Cirochos. La gaita y el tamboril suenan mientras se interpreta este baile de profundas raíces pastoriles, cuyo origen se cree céltico y traído a estas tierras andevaleñas por antiguos pobladores castellanos.

El número de danzantes siempre es impar, existiendo dos grupos, uno de niños y otro de adultos. Su atuendo consiste en camisa blanca de manga larga y suelta; pantalón corto de pana verde ceñido con un fajín y una banda roja, de cuyos perniles cuelgan borlones de colores a modo de caireles; calcetín o media blanca; y zapatilla blanca sujeta a la pierna con cintas de colores. Sobre la cabeza portan un pañuelo rojo de lunares y en sus manos llevan palillos de los que cuelgan cintas de colores. El color de los danzadores es rojo, excepto el del guión, que marca los pasos de la danza, que es verde.

Esta danza, al igual que otras muchas que se distribuyen por toda la geografía serrana y andevaleña onubense, es una expresión cultural que se ha convertido en un verdadero referente simbólico para las localidades de El Almendro y de Villanueva de los Castillejos.

 

Como manifestación festivo-religiosa posee un significado vinculado al carácter del ritual, percibiéndose como parte indisociable de los actos y el ceremonial de ambos municipios.

Además del valor identitario y de la religiosidad, esta danza, como el resto, posee igualmente un importante valor social como hecho conformador de grupos identificados por una acción común.

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