El SIG de las aves
REE reúne en una cartografía pionera los datos de cría, invernada y rutas de vuelo de 45 especies amenazadas El objetivo es reducir el riesgo de colisión con los tendidos eléctricos
El lugar de nidificación del águila imperial o la espátula, las rutas de vuelo de ánsares o flamencos, o el área de invernada de distintas especies protegidas. Estos son sólo algunos de los datos que se han recogido en una extensa cartografía que agrupa la información existente hasta ahora de la distribución de 45 especies de aves, la mayoría de ellas amenazadas, de todo el país. A ella se han sumado también datos meteorológicos, orográficos o de infraestructuras para dar lugar a un sistema de información geográfica singular: su objetivo final es prevenir y evitar las colisiones de aves contra los tendidos eléctricos.
El mallado de tendidos que recorre la geografía española para transportar y distribuir la electricidad tiene un efecto secundario en el que pocas veces se repara: las colisiones y en algunos casos electrocuciones de aves contra las líneas. Frente a él se han elaborado normas y decretos y contra él trabajan las compañías eléctricas para reducir la mortandad de aves. Y dentro de ese trabajo Red Eléctrica de España ha dado un paso más y ha desarrollado una cartografía de corredores de vuelo que recoge datos de 45 especies propensas a colisionar contra las líneas de transporte eléctrico. Una extensa base de datos pionera en el país que permite delimitar las zonas de mayor concentración de aves y aquellas en las que hay mayor riesgo de colisión para planificar las acciones correctoras a ejecutar, pero que también puede servir de base para otras planificaciones.
Según explica Alfonso Lazo, de la empresa Asistencias Técnicas Clave (que ha desarrollado la herramienta), el trabajo que empezó en Andalucía pero se está realizando ya en la mayoría de las comunidades autónomas parte de la recopilación de datos existentes en diferentes formatos sobre la localización de nidos o territorios de cría de las especies, las áreas de invernada, las rutas de vuelo comprobadas gracias a la marcación de ejemplares... En el caso de Andalucía, estos han provenido fundamentalmente de las bases de la Junta de Andalucía. Esa información se refleja en mapas de presencia de las diferentes especies, que al integrarse sirven para elaborar los denominados mapas de sensibilidad, que marcan las zonas de la comunidad autónoma en las que hay una mayor presencia de esas especies para "que sean prioritarias en la aplicación de medidas correctoras".
El mapa andaluz está ya finalizado y no presenta sorpresas: las zonas húmedas atlánticas como Doñana, Marismas del Odiel, o las de Isla Cristina destacan en las zonas de sensibilidad elevada, con mayor presencia de aves. También lo hacen algunos enclaves de Sierra Morena, donde se detecta la presencia de algunas aves emblemáticas, como el águila perdicera, la imperial, el buitre negro o la cigüeña negra. En el Mediterráneo se remarcan algunos humedales, así como algunos puntos de las sierras de Almería y Granada, donde se detectan fundamentalmente rapaces.
Esos mapas de sensibilidad, finalizados ya para la mayoría de las comunidades autónomas, generan una cartografía nacional inexistente hasta ahora en su nivel de detalle. Pero son sólo un primer paso: la herramienta creada por la empresa sevillana permite incorporar también datos de factores de riesgo que pueden incrementar las colisiones con las líneas, como el relieve del terreno, la ocurrencia de niebla o la frecuencia de lluvias, o la proximidad de carretera y vertederos. Con esa información agregada se elaboran otros mapas, de riesgo, que sirven para la planificación.
Una vez definidas esas zonas de riesgo (Baleares y Canarias han sido las primeras comunidades en tenerlas por el elevado número de colisiones) se pasa a estudiar la colocación de salvapájaros en las líneas existentes. También en esta materia se producen avances; según explican fuentes de REE, en estos momentos la empresa está probando un nuevo modelo que ya fue testado en la línea Palos de la Frontera-Guillena.
El sistema, explican desde Red Eléctrica, está a disposición de las comunidades autónomas y podría ponerse a disposición de otras entidades a las que pudiera ser útil. El proyecto comenzó en 2010 y aún carece de fecha de finalización. Fue galardonado en la pasada edición de los Premios Europeos de Medio Ambiente, dentro de la categoría de Empresa y Biodiversidad, y ha despertado el interés de empresas de otros países por exportar el modelo.
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