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El Rompido y ‘Pepe el Inglés’… el tiempo entre maquetas

  • A sus 93 años y casi sin visión, José Guerra encuentra en la confección de réplicas de madera de barcos en miniatura la mejor forma de pasar los días de encierro de la pandemia

Pepe 'el Inglés' se vale de una lupa con linterna para realizar sus maquetas

Pepe 'el Inglés' se vale de una lupa con linterna para realizar sus maquetas / Jordi Landero (El Rompido)

A sus 93 años de edad y con una discapacidad en la visión del 86 por ciento, José Guerra, más conocido por todos en El Rompido como Pepe ‘El Inglés’, ha encontrado en el diseño y confección de maquetas de madera, una excelente afición con la que, como él mismo indica ha podido "matar el aburrimiento" desde que empezó la pandemia en marzo del año pasado, cuando se quedó "solo y encerrado" en su domicilio de dicho enclave costero del litoral onubense.

La historia de Pepe es de esas que dan para escribir una novela, o el guion de una película. Una vida dura que, de forma muy resumida, se inició con su llegada al mundo en Málaga, su posterior traslado a La Línea de la Concepción y a Gibraltar, donde empezó a trabajar en la hostelería con solo 14 años, y desde donde finalmente con 30 años dio el salto a Inglaterra, donde estableció su vida y donde ha residido la friolera de 60 años.

Como anécdota cuenta que, tras instalarse "de prestado" en Gran Bretaña, no pudo regresar a España por primera vez de vacaciones hasta pasados cinco años. Y es que su principal gran objetivo fue comprarse allí una casa, para lo cual "tuve que ahorrar mucho dinero"

Durante esta dilatada trayectoria vital, José Guerra -Pepe el Inglés cariñosamente- ha tenido dos hijas que nacieron antes de emigrar a Inglaterra, país al que se las llevó con tres y un año, respectivamente, y dos hijos nacidos ya en las Islas Británicas.

José Guerra muestra una de sus creaciones José Guerra muestra una de sus creaciones

José Guerra muestra una de sus creaciones / Jordi Landero (El Rompido)

Una vez jubilado, hace poco decidió trasladarse al El Rompido, el bello enclave cartayero de la costa onubense que vio nacer a su mujer -ya fallecida-, donde asegura estar "muy a gusto porque por fin estoy en mi país y porque este lugar junto al mar es todo un paraíso".  

Pero al poco de llegar irrumpió en su vida -como en la de todos- la actual pandemia de coronavirus, que lo obligó a encerrarse en casa solo, impidiéndole sus largos paseos a orillas del Piedras y el resto de actividades en las que invertía su dilatado tiempo libre, incluidos sus viajes a Barcelona, La Línea de la Concepción o Gibraltar, donde actualmente residen casi todos sus hijos.

Fue entonces cuando se preguntó "¿Y ahora qué hago aquí todo el día encerrado?". Hallando rápidamente la respuesta al decidir retomar una vieja afición que con apenas 20 años de edad le enseñó el propietario de un bar que frecuentaba en sus años de residencia en La Línea de la Concepción, hace ya más de seis décadas, y que tuvo que dejar por falta de tiempo en Inglaterra: el diseño y la construcción de maquetas de madera.

José Guerra posee en su casa un auténtico museo naval José Guerra posee en su casa un auténtico museo naval

José Guerra posee en su casa un auténtico museo naval / Jordi Landero (El Rompido)

La edad no fue para él un impedimento ya que a pesar de sus 93 años se encuentra de maravilla y la elaboración de maquetas apena requiere esfuerzo físico. Pero sí la vista, barrera que ha superado con ingenio y valiéndose de una lupa con linterna incorporada, de unas reglas de madera que él mismo se ha fabricado porque "el metro no lo veo", y con "muchos trucos que voy a prendiendo día a día".    

De esta forma, en apenas un año y dos meses, ha sido capaz de confeccionar una decena de embarcaciones de distintos tamaños y tipologías, entre las que destacan barcos vikingos, de paseo, ferris, veleros, galeones o las tres carabelas. A ello suma varias cabinas telefónicas inglesas y unos cuantos autobuses de dos pisos, también británicos, concretamente de Liverpool.

Para ello, afirma, "mi hijo, que tiene Internet, me saca los modelos y los dibujos en los que me inspiro para mis creaciones", así como ha habilitado un espacio bien iluminado en el salón de su casa de El Rompido, "donde tengo las herramientas, las pinturas y todo lo necesario y a la mano para trabajar sentado tranquilamente sin tener que levantarme mucho".

José Guerra ha habilitado su taller en un rincón del comedor de su casa de El Rompido José Guerra ha habilitado su taller en un rincón del comedor de su casa de El Rompido

José Guerra ha habilitado su taller en un rincón del comedor de su casa de El Rompido

Por último, visiblemente emocionado, antes de marcharnos de su casa Pepe el Inglés nos muestra varios dibujos. Son los faros de El Rompido, todo un símbolo del litoral onubense: "es mi próximo proyecto, replicar estos viejos edificios que tanto representan para la gente de El Rompido". No obstante, concluye, antes de empezar "me los van a abrir para ir a verlos y visitarlos, y así hacerme una idea mucho más real de cómo son".

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