Gente de Aquí y Allá

Patrocinio Álvarez Tinoco 'Patrón', voluntariado por los necesitados de Punta Umbría

Patrocinio Álvarez Tinoco 'Patrón' (izquierda) junto al cantaor flamenco El Chozas.

Patrocinio Álvarez Tinoco 'Patrón' (izquierda) junto al cantaor flamenco El Chozas. / M. G.

La gente de Punta Umbría siempre se ha destacado por su solidaridad y por eso los traigo aquí, a esta galería de “gente de mi alma”. He traído a médicos, maestros, comerciantes, empresarios, artesanos, trabajadores, gente sencilla, pero que, de una forma u otra, se entrega a los demás de la manera que puede cada uno, gente que hacen o han hecho “pueblo”. Ya dije en una ocasión que, además de los alcaldes y de los concejales, que son la cabeza visible del trabajo por el pueblo, hay mucha gente anónima que lucha y trabaja por Punta Umbría. Y este es el caso de Patrocinio, al que todo el mundo lo conoce aquí por “Patrón”.

Él nació en Punta Umbría en el año 1964, recién instaurada la independencia de Cartaya. Sus padres habían nacido los dos en Lepe y tuvieron cuatro hijos. Patrocinio es el segundo de ellos y fue al Colegio San Sebastián en 1971, el año de su inauguración, teniendo de profesores a don Víctor, don Juan Antonio Regidor y don Manuel Llanes, a quienes recuerda con muchísimo cariño.

No le gustaban mucho los libros y pronto dejó de ir al colegio para ponerse a trabajar como marinero en un barco del bueno de Manolo Valera dedicado a la pesca del boquerón. Pero antes, siendo todavía un niño, ya trabajaba en verano en la playa vendiendo patatas fritas, lo que le sirvió para hacer grandes y buenas amistades entre los veraneantes, que aún conserva y con las que se ve a menudo.

Su padre, a todo esto, fue de esos emigrantes que tuvieron que hacer las maletas y marcharse a Alemania para poder ganar dinero y mantener a su familia. Patrón, que tuvo una infancia con dificultades, se refugió en la bebida, pero de esa adicción salió pronto porque acudió a “ARO” (Alcohólicos Rehabilitados Onubenses), donde le ayudaron tanto, gracias a la labor desinteresada del querido doctor don Cristóbal Gangoso y todos sus colaboradores.

Y como tantas personas que pasan por esa asociación, una vez que salen perfectamente rehabilitados, se prestan a ayudar a los demás y, en el caso de Patrocinio, sabedor de que había muchos presos en la prisión provincial que habían ingresado por esta causa y otras adicciones derivadas, quiso introducir a la asociación ARO dentro de la cárcel para ayudar a tantos jóvenes puntaumbrieños que estaban privados de la libertad. Lo consiguió y ahí empezó su labor en pro de los demás, ayudado por varios buenos amigos que tenía entre los funcionarios de prisiones, a los que había conocido en el Estadio Colombino cuando iba a ver al Recre y se sentaban juntos. También recibió mucha ayuda por parte del sacerdote de la prisión, al que se unió mediante la Pastoral Penitenciaría, que tan magnífica labor hace tanto dentro como fuera de la cárcel para lograr que nadie ingrese en prisión. También perteneció y ayudó mucho a través de la Asociación Presos por el Mundo.

Hizo amistad con muchos jóvenes internos, a otros ya los conocía o era amigo de sus padres y les llevaba ropa, cuadernos, lápices, bolígrafos y todo lo que les pudiese hacer falta y que estuviese permitido. La gente de Punta Umbría se volcaba comprando cosas y llevándoselas a su casa para que él las entregara a los presos. Pero no solo se dedicaba a la gente del pueblo, también ayudaba a los presos que estaban muy lejos de sus casas y que estaban solos y no tenían familia cerca. Era una labor encomiable la que Patrocinio hacía por estos jóvenes y menos jóvenes que estaban privados de algo tan hermoso como es la libertad.

Él siempre ayudó dentro de la prisión a todo aquel que no hubiese cometido delitos de sangre ni violaciones o violencia de género. Solo le tendía la mano a los que hubiesen sido detenidos por ser drogodependientes y haber robado por culpa de tener “el mono”. Esos eran los presos a los que ayudaba porque consideraba que eran unos pobres desfavorecidos por la vida.

Actualmente Patrocinio vine solo con su mujer, ya que sus tres hijas están casadas y viven con sus maridos e hijos, aunque, como él dice, sus hijas y sus siete nietos van mucho a su casa y le dan mucha alegría. Ahora mismo no pasa por un buen momento de salud, ya que se ha tenido que operar de la espalda y está en plena recuperación. Por eso desde aquí le mando muchos ánimos para que pronto se ponga bueno del todo.

Él ha trabajado mucho y en muchos sectores como la mar, la construcción o la hostelería. Pero se siente muy satisfecho de los 9 años que, quitándole tiempo a su familia, se dedicó en cuerpo y alma a los presos de Punta Umbría, para lo cual tuvo siempre mucho apoyo de todas las autoridades y gobernantes locales y provinciales a las que le solicitó ayuda. Me contaba muchas anécdotas que me ponían los bellos de punta, como la de un puntaumbrieño que fue detenido en Latinoamérica y logró que le concedieran el traslado a Huelva y hoy está totalmente rehabilitado y lleva una vida normal. Y ahora, cada vez que lo ve por Punta Umbría, se abraza a su amigo Patrón y se pone a llorar de alegría. Con esos detalles se queda él y se reconforta por la labor que ha hecho.

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