Josefa Maña Vázquez: Icono de Punta Umbría
Gente de aquí y allá
Tiene 84 años y se recorre a diario gran parte de este pueblo vestida de forma muy elegante
Cada día sale con un atuendo diferente y es muy difícil verla dos veces con el mismo traje

Todo el mundo la conoce porque todos los días sale a la calle y no es una mujer que pase inadvertida. Tiene 84 años y, muy al contrario que otras mujeres de su edad que se quedan en casa, ella sale a diario y se recorre gran parte de este pueblo de Punta Umbría vestida de forma muy elegante. Cada día sale con un atuendo diferente y es muy difícil verla dos veces con el mismo traje, abrigo y sombrero, que no le falta en su cabeza y es a cada cual más bonito. Y así va ella por la calle, con un cordial saludo para todo aquel con el que se cruza. Da gusto verla. A mi esposa, al principio de venir a vivir a Punta Umbría, le llamó mucho la atención y al ver cómo vestía me dijo: “esa señora debe ser italiana”.
Por fin un día las presenté y se hicieron amigas. No era italiana. Pepa Maña es de Punta Umbría, donde nació en el año 1939, finalizando la Guerra Civil. Ella trajo la paz a nuestro país. Su padre se vino a este pueblo maravilloso cuando solo tenía siete años y muy pronto empezó a trabajar en los galeones de Suárez y también en los de Chumin. Pepa empezó a aprender las primeras enseñanzas con los maestros don Antonio Alaminos y su esposa doña Paula. También fue al colegio de doña Concha, donde aprendió sus primeras letras y, como se decía entonces, “las cuatro reglas”. Luego pasó a estudiar bordado en el célebre taller de Carmen la del curso, que era la esposa de don Nicolás Botello. Allí acudían las chicas de Punta Umbría que no iban a seguir estudiando para aprender ese oficio. Como Carmen se dedicaba a dar los cursos de corte y confección, la llamaban Carmen la del curso. Y muy buenas modistas y bordadoras que salieron de sus clases.
Pepa dice que vivir en Punta Umbría era un privilegio porque este lugar era y sigue siendo el paraíso, a pesar de las muchas calamidades que se pasaban porque no había agua corriente, ni luz eléctrica permanente, ni alcantarillado. Pero todo eso se olvida cuando hay amor. Y es que llegó a Punta Umbría un joven llamado Joaquín Martín Muñoz que trabajaba en Madrid en las obras del Metro y que empezó a trabajar de conductor en la empresa Damas de transportes de viajeros. Se enamoró de Pepa y se hizo muy querido en el pueblo y desde entonces todo el mundo lo llamó Joaquín el de las camionetas.
Él era un hombre muy emprendedor y, cuando llevaba algún tiempo aquí, una vez casado ya, fue consciente de la necesidad de casas que había en este pueblo y decidió formar una cooperativa de viviendas con el apoyo de su esposa, que siempre le ayudaba y apoyaba en todo.
Pepa estaba siempre a su lado, menos cuando él iba conduciendo. Pero cuando la cooperativa empezó a funcionar, ella colaboraba con él. Buscaron a un arquitecto, con el que por cierto a mí me unía buena amistad desde mucho antes. Era Ramón Cañizares, que se fue de esta vida antes de lo que le correspondía. Ramón era un buen arquitecto que diseñaba muy bien y fue quien realizó el proyecto de las 240 viviendas que hoy todo el mundo conoce como la urbanización “La Cooperativa”, aunque su verdadero nombre es “Urbanización 20 de Mayo” por unos hechos que ocurrieron. Y es que las obras quedaron paralizadas un tiempo, pero ese día 20 de Mayo se solucionaron los problemas y las obras se reanudaron y por fin se terminaron felizmente. Y así, gracias a Joaquín y su inseparable esposa Pepa Maña, hay 240 familias que consiguieron una vivienda muy digna y a muy buen precio.
Pepa, que siempre ha sido una magnífica cocinera y una mujer muy trabajadora, pidió un préstamo al banco y se hizo cargo del bar restaurante del salón social de la urbanización. Y es que ella tenía experiencia porque en otra época tuvo un chiringuito en la playa y también durante dos años regentó el bar de la Peña Cultural Flamenca.
Pepa y Joaquín se conocieron con 14 años y tuvieron cuatro hijos: una niña y tres niños. Ella se quedó viuda hace 11 años y dice que todos los días se acuerda de él como si aún estuvieran juntos, porque lo quería y lo sigue queriendo como el primer día. Yo, que lo conocí y lo traté mucho, reconozco que fue un gran hombre, buena persona y servicial. Y ella dice que él se fue por culpa de tanto fumar… ¡Maldito tabaco!
Tengo obligatoriamente que nombrar a su sobrino José Luis Maña, gran amigo y durante muchos años compañero mío de trabajo en los Servicios Técnicos del ayuntamiento. Sin duda es una gran persona y de los mejores amigos que he tenido. La bondad de esta familia claramente les viene del apellido Maña.
Pepa es una mujer muy simpática y todo el mundo la quiere mucho. Además es muy agradecida y me pide que diga que aunque ella quiere a todos los vecinos de Punta, que hay dos personas a las que les tiene un especial aprecio. Una es Aurora Águedo, la actual alcaldesa, pero por lo que hizo cuando aún no ocupaba dicho cargo. Ella era la psicóloga municipal y tuvo unos detalles muy bonitos con su marido y con ella cuando él estaba enfermo antes de su fallecimiento, algo de lo que Pepa no se olvida. Y la otra persona que también ayudó mucho al matrimonio fue Patrocinio González Rodríguez, que por entonces era el director de la Caja Provincial de Ahorros de Huelva y ella le tiene un cariño especial. Me insistió mucho en que pusiera algo bonito de Aurora y de Patrocinio y ahí va, queda puesto por expreso deseo de Pepa Maña.
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