Provincia

Gente de aquí y allá: José Luis Leandro Rodríguez, onubense forjado a base de mucho trabajar

  • Por Fernando Barranco Molina, académico de número de la  Academia Iberoamericana de La Rábida y profesor honorario de la Universidad de Huelva

José Luis Leandro Rodríguez,  onubense forjado a base de mucho trabajar

José Luis Leandro Rodríguez, onubense forjado a base de mucho trabajar / M. G. (Huelva)

José Luis y yo somos compañeros en la Universidad de Huelva, donde hemos impartido clases juntos durante 25 años como profesores asociados en la Escuela de Ingeniería. Además, hemos compartido despacho y lo seguimos compartiendo, pues aunque yo me haya jubilado, tengo el honor de haber sido nombrado profesor honorario y por tanto seguimos siendo compañeros de despacho. Tenemos un espacio amplio con dos mesas y cada uno con su teléfono y su ordenador, aunque pocas veces coincidimos al tener horarios diferentes. No obstante, somos amigos y sabemos mucho mutuamente el uno del otro. Y la verdad es que José Luis es un personaje de Huelva que bien merece estas letras que yo le dedico, por llevar el nombre de nuestra ciudad por toda España con mucho honor.

José Luis Leandro nació en Huelva en abril de 1957 y es el menor de tres hermanos. Sus padres Manolo y Dolores también son onubenses. El padre era carpintero de profesión y un gran aficionado a los toros, afición que José Luis heredó. De pequeño estudió en el colegio de los Hermanos Maristas y al salir de clase se iba a la carpintería donde trabajaba su padre y allí esperaba que terminase para irse a casa juntos. Pero mientras tanto le daba clases particulares al conocidísimo personaje de Huelva Lázaro Gallego El Nini, que lo mismo rifaba por las calles una muñeca que hacía portes desde la carpintería a los domicilios de los compradores de muebles que allí se fabricaban y él lo llevaba todo a pulso y a hombros, o toreaba el domingo en la plaza de toros de La Merced, porque era un gran aficionado. Y José Luis se quedaba asombrado porque al día siguiente El Nini no se acordaba de nada de lo que le había explicado. Mientras tanto él hizo su bachiller para pasar posteriormente al Instituto Rábida, donde hizo COU. Después se matriculó en la Escuela de Ingenieros Técnicos de Minas, que fue donde empezó a forjar su futuro a base de mucho trabajar y estudiar para llegar a cotas más altas en su vida.

Se solía reunir con su amigo Salvador Gómez Chiqui para estudiar por las noches en casa de este y como él vivía enfrente, su madre se quedaba tranquila porque veía la luz encendida toda la noche, pero ellos solían salir a media noche a darse una vuelta y tomarse algo en el quitasueños mientras dejaban la luz encendida, hasta que una noche el padre de Chiqui, se levantó y apagó la luz y a la mañana siguiente su madre los descubrió.

Todavía hoy hay muchos compañeros del colegio que le llaman, en plan de broma, Lindri. Y es que un día el profesor de trabajos manuales les encargó a todos sus alumnos que hicieran un trabajo y lo llevaran a clase la semana siguiente. Entonces José Luis Leandro llevó un cuadro que él había pintado, porque no se le daba mal, y lo firmó Leandro, pero la pintura se le corrió y el profesor, cuando vio los trabajos, preguntó quién era Lindri. Él se levantó y explicó lo sucedido y las risas de todos sus compañeros fueron grandes, tan grandes que hoy todavía muchos le llaman así de forma jocosa. Y hablando de su apellido, no solo a él, sino a toda su familia, mucha gente le llamaba y le llama Alejandro, cambiándolo por Leandro por confusión.

En su afán de aprender, José Luis se tituló primero en la especialidad de Sondeos y Prospecciones Mineras y años más tardes lo hizo en otra especialidad: Combustibles y Explosivos. Y a todo esto, hizo las milicias universitarias con el grado de alférez en la ciudad asturiana de Oviedo. Pero no quedó ahí la cosa, pues recibió de la Escuela de Minas, que así era como se le llamaba en Huelva, la distinción de mejor expediente académico en ambas especialidades. Él le tiene un gran cariño al que fuera su profesor, don Fulgencio Prat Pons, padre de nuestro querido amigo y compañero Chencho, que siempre le dio muy buenos consejos que él siguió siempre a rajatabla y al cual le agradece siempre que hoy sea el gran profesional que es.

La vida laboral no era buena en aquellos momentos, pues las minas en Huelva estaban cerrando, así que el decidió opositar y obtener una plaza del cuerpo de ingenieros técnicos de minas del Ministerio de Industria. Logró la plaza a la primera y poco después se dedicó a estudiar otra carrera, Ciencias Económicas y Empresariales. Después se sacó con holgura otras oposiciones y empezó a trabajar en las Delegaciones de Industria de Sevilla, Lérida y Almería. Se recorrió prácticamente la Península Ibérica de cabo a rabo, hasta que por fin recaló en Huelva en la Jefatura de Minas. Tras ocupar varios puestos le surgió la oportunidad de ocupar por concurso de méritos la plaza de Inspector de Tributos.

A todo esto, como dije al comienzo, José Luis es profesor asociado de la Universidad de Huelva, donde imparte clases de la asignatura de Proyectos del Departamento de Ingeniería Eléctrica, Térmica, de Diseño y Proyectos, plaza que obtuvo por concurso de méritos. Hace solo un par de años, y también por concurso, fue nombrado jefe del servicio de Protección Civil y director provincial del 112 en la Delegación Provincial de la Junta de Andalucía.

Hago ahora una interrupción en su trayectoria para no cansar a los lectores y me centro en José Luis como persona, del que tengo que decir que es afable, simpático y que no se pierde una fiesta ni una comida. Es el primero que cuenta chistes y lo pasamos muy bien con él, pero cuando hay que ponerse serio también lo hace sin problema. Representa a Huelva en muchas ocasiones en Madrid o en otras ciudades cuando va a congresos y reuniones propias de los cargos que ocupa, que entre otros son decano del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos de Minas de Huelva, Sevilla, Cádiz, Extremadura y Canarias, así como presidente del Consejo de los Decanos Españoles de esta Ingeniería.

Por último, decir que pertenece a la Hermandad de la Buena Muerte, donde también, durante algunos años, perteneció a su junta directiva y actualmente es hermano junto a sus tres hijos. Y por supuesto disfruta en verano en su Punta Umbría de su alma, que no la cambia por nada pues se siente onubense y puntaumbrieño por los cuatro costados y presume de ello vaya por donde vaya.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios