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Francisco Girón Fernández, el santo cura que vivía en Huelva

Francisco Girón Fernández.

Francisco Girón Fernández. / Josué Correa (Huelva)

La primera vez que tuve en mi vida un incidente cardiaco, fui ingresado en el Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva para recibir un tratamiento adecuado que me curó, esto fue hace algo más de veinte años y cada noche en el Hospital recibía la visita de un sacerdote al que yo no conocía, pero después de varias visitas, nos hicimos amigos y es que además él venia acompañado por un gran amigo mío, el notable arquitecto onubense José Pablo Vázquez Hierro que fue decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Huelva. El cura en cuestión era el Padre Girón.

El Padre Girón, aunque nació en Sevilla en el año 1923, desarrolló casi toda su vida sacerdotal en Huelva por donde se le veía pasar por sus calles y plazas siempre sonriente y amable con todos los que se paraba a hablar. Él se había licenciado en Derecho en la Facultad de la Universidad de Granada y empezó a ejercer como abogado mientras preparaba las oposiciones para hacerse abogado del Estado y dirigió a la muerte de su padre, la fábrica de aguardientes de la familia y su vida transcurría con la normalidad de cualquier joven universitario que tenía novia hasta que sintió la llamada del sacerdocio y lo dejó todo para marcharse al seminario de vocaciones tardías de la Universidad Pontificia de Salamanca.

En el año 1963, fue ordenado sacerdote en Huelva y fue el primer obispo que tuvo el recién creado Obispado, Pedro Cantero Cuadrado, con quien cantó su primera misa en el bonito pueblo de Higuera de la Sierra con el que tan unido estuvo siempre.

En el año 2014 se inician los tramites del expediente de Beatificación por parte del obispo de Huelva, José Vilaplana, pero ya desde que murió en Higuera de la Sierra en el 15 de enero del año 2009 todos los que lo conocieron clamaron por considerarlo un hombre bueno, un hombre santo, así que el obispo empezó a recabar muchos testimonios e información sobre el cura párroco de la parroquia de Fuentepiña, un cura de barrio pero que además era el director espiritual del Seminario de nuestra ciudad y arcipreste de Huelva y profesor de varios institutos, también fue el promotor de la Cabalgata de Reyes Magos de Higuera que con el tiempo ha llegado a ser de la más visitada por su belleza y particularidad. Mi buen y querido amigo el magnífico urólogo Juan María San Juan Segura fue invitado por el Padre Girón a salir de Rey Mago en dicha Cabalgata tras la operación que le practicó de próstata.

Creó la Residencia de Ancianos Hogar Virgen del Prado, que lleva ese nombre porque el Padre Girón perteneció a la Asociación de Sacerdotes del Prado. Para obtener fondos organizaba unos celebres festivales taurinos donde los mejores toreros del momento actuaban de forma desinteresada y promovió la Casa Paco Girón para los jóvenes sin hogar.

El santo cura, Padre Girón, era un sacerdote muy comprometido, muy cercano a los pobres y a los enfermos, a los que siempre le dedicaba su sonrisa y su limpia mirada. Ahora que he estado hospitalizado recientemente por diferentes causas, le he echado de menos cada noche en sus visitas, pero sin embrago lo sentí cada día cercano y seguro que me ayudó a salir y curarme junto al magnifico plantel de médicos que me atendieron.

Paco Girón fue un cura muy querido y con muchas virtudes y dejó una profunda huella tanto en Huelva capital como en la sierra y toda la provincia y un recuerdo imborrable lo que le valió para que tuviese muchos nombramientos y le fuese concedida la Medalla de Oro de Andalucía y la Medalla de Huelva a la Solidaridad y en su pueblo Higuera de la Sierra una calle lleva su nombre en reconocimiento y cariño de todos sus habitantes.

Nos dejó también para nuestro disfrute un libro precioso titulado Lo que mis ojos han visto, así como otro al que tituló Mis amigos santos sin saber que un día el será uno de ellos.

Son numerosos los artículos que se han escrito sobre él en los diferentes medios periodísticos, pero me voy a referir ahora a lo que sobre él escribió mi buen amigo que fue magnifico alcalde de Huelva además de un extraordinario periodista, Pedro Rodríguez, más conocido como “Perico Rodri” que le llamaba siempre “El cura santo” y que le dedica cada año en el aniversario de su muerte un artículo recordándolo.

Dice Pedro y yo opino lo mismo, que al cura le daría igual que le hagan santo o no, a los que no nos da igual es todos los que tuvimos la suerte de conocerlo y tratarlo porque lo quisimos. Él fue un santo en su vida, fue un santo que se paseaba por Huelva en su Citroën dos caballos o andando por las calles onubenses siempre sonriente y pronto esperemos que sea oficialmente nombrado santo.

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