Eugenio Juzgado Ruiz, un maestro extraordinario

Gente de aquí y allá

Llegó a Punta Umbría para quedarse dos años y terminó convertido en un puntaumbrieño para toda la vida

Eugenio Juzgado Ruiz, en su despacho. / M. G
Fernando Barranco Molina

26 de julio 2022 - 07:27

No hace mucho tiempo decidí hacer un viaje a fondo para conocer la comarca extremeña de La Serena. A pesar de ser una zona de España muy cercana a Huelva no la conocía. Así que me fui a Zalamea de la Serena y, desde allí, me desplacé por toda la zona visitando Villanueva, Castuera, Cabeza de Buey o Quintana. Mi interés principal se centraba en visitar un yacimiento arqueológico de gran importancia denominado “Cancho Ruano”, el cual me impresionó y recomiendo a todos su visita. Compré el exquisito y sin igual queso de La Serena y, entre otros pueblos, fui a Monterrubio, donde tuve un recuerdo de un amigo de ese pueblo que vive en Punta Umbría y me dije que cuando volviera lo llamaría. Pues bien, en esta ocasión voy a hablar de él porque ya es un puntaumbrieño más y, además, de los que “hacen pueblo”.

Eugenio Juzgado llegó a Punta Umbría destinado como profesor después de aprobar las oposiciones y después de pasar por algunos pueblos extremeños, incluido el propio Monterrubio. Pero él quiso cambiar de aires para tratar de olvidar, aunque eso es imposible, la experiencia de ver como su hija Elena, con tan solo 18 meses, se la llevaron los ángeles al cielo el día de San Sebastián. Y qué casualidad, que vino destinado a un pueblo cuyo patrón es precisamente San Sebastián. Y, paradojas de la vida, le asignaron plaza en el Colegio San Sebastián, al igual que a su esposa poco tiempo después. Este santo los tiene unidos a su hija.

Una vez aquí Eugenio impartió sus clases durante dos años hasta que lo nombraron director del centro, cargo que ocupó durante 24 años, pero sin dejar de dar clases, ya que él es un maestro de vocación y un enamorado de la enseñanza. Además, nunca le asustó el trabajo, ya que desde que con tan solo 10 añitos empezó a trabajar en su pueblo natal. Su padre murió con solo 33 años cuando él solo tenía seis. Su abuelo tenía una panadería y a Eugenio le asignaron un burrito con dos angarillas para ir repartiendo el pan por todo el pueblo. Todo ello sin perder sus clases en el colegio, donde realizaba la Educación Primaria, después el Bachiller y, por último, se hizo diplomado en Profesorado de E.G.B.

A mí me visitaba en su etapa de director en mi despacho municipal para pedirme siempre cosas para el colegio y siempre teníamos charlas muy animadas, ya que yo tenía muchos mapas de Extremadura, algunos de los cuales le regalé. Hablábamos de la vida municipal, porque él tenía experiencia al haber sido concejal por aquel partido llamado UCD en su pueblo, Monterrubio de la Serena. Nos hicimos muy amigos, amistad que a día de hoy conservamos.

Ya en Punta Umbría, al mismo tiempo que trabajaba, estudió y se sacó la Licenciatura en Psicopedagogía en la primera promoción de la Universidad de Huelva, en 2008. Y es que mi amigo Eugenio es imparable. Por eso, en el año 2010 lo nombraron inspector de Educación en Huelva, cargo que ostentó hasta el pasado año 2021, en el que se jubiló al cumplir la edad máxima y no poder seguir, porque él hubiese seguido, ya que es un enamorado de su trabajo.

En principio, él vino a Punta Umbría pensando en estar aquí solo un par de años. Pero ya han pasado casi cuarenta y no hay quién lo mueva de aquí. Se siente tan bien en este paraíso, como a él le gusta llamarlo, que dice que vivir aquí es un gran privilegio. Tanto se involucró con la sociedad puntaumbrieña, que participó y participa en muchas actividades. Por ejemplo, es socio de la Peña Cultural Flamenca casi desde su llegada y ha sido miembro de su junta directiva en varias ocasiones llevando la tesorería.

El matrimonio tiene un hijo al que tengo el gusto de conocer porque fue alumno de la Escuela de Ingenieros donde yo impartía clases. Y cuando digo que tengo el gusto de conocerlo lo digo en el más amplio sentido de la palabra porque es un chico muy educado, culto y que hoy ejerce su profesión de ingeniero y ama, igual que sus padres, a esta tierra sin igual. Por eso sus padres lo admiran y se sienten muy orgullosos y, por supuesto, le dan todo el apoyo del mundo, ya que mi amigo, por las circunstancias antes mencionadas, no tuvo ese padre que hubiese deseado.

Eugenio ha participado de la vida municipal en varias ocasiones porque este pueblo, al que siente como algo propio, le duele. Por eso trata de colaborar para su mejoría aportando su granito de arena, igual que le pasa a su hijo. Pero lo que más satisfacción le produce es sentirse tan querido en Punta Umbría, que tan bien lo acogió. Y es que cuando se encuentra a los hombres y mujeres que fueron sus alumnos le dicen cosas tan bonitas como esta: “Don Eugenio, gracias a usted y a sus consejos hoy soy una buena persona, porque es lo que nos inculcó constantemente”.

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