Oficios tradicionales

Cestos de caña: el arte de entretejer la vegetación del Guadiana

  • La elaboración artesana de cestos de caña en Sanlúcar de Guadiana es una actividad que hasta no hace mucho formó parte de la idiosincrasia de esta localidad del Andévalo onubense

Cestos de caña: el arte de entretejer la vegetación del Guadiana

Cestos de caña: el arte de entretejer la vegetación del Guadiana

Si hay un oficio tradicional en la provincia de Huelva ligado estrecha e históricamente no a una comarca, sino solo a un pueblo, se trata sin duda de la elaboración artesana de cestos de caña en Sanlúcar de Guadiana, una actividad que hasta no hace mucho formó parte destacada de la idiosincrasia de esta pequeña localidad del Andévalo onubense, pero que de forma paradójica se encuentra ya prácticamente extinguida.

Al dar ahora un paseo por el caserío de este bonito municipio ribereño, cuyas empinadas calles desembocan prácticamente todas en su puerto fluvial asomado al municipio luso de Alcoutim, los únicos vestigios de esta actividad reposan en el emotivo monumento dedicado al cestero que se muestra en la plaza de España, y en los abundantes cañaverales que se extienden a ambas orillas del Guadiana, donde los artesanos se nutrían de la única materia prima necesaria para la confección de todo tipo de cestos.

Muy pocos quedan ya en Sanlúcar dedicados a esto. Si se cuentan con los dedos de una mano sobran dedos. No es una exageración. Y todos, salvo una, son ya personas muy mayores que no han encontrado en su entorno más inmediato el relevo generacional necesario para la supervivencia del oficio. Además para ellos, lejos ya de ser una actividad con la que ganarse la vida, la confección de canastos de caña se ha convertido en una manualidad que realizan prácticamente por hobby.

Una de ellas, la más joven, es Rosa María Estévez (49 años), que paradójicamente es natural de la cercana localidad de San Silvestre de Guzmán, aunque vecina de Sanlúcar desde que hace ya más de 30 años se casó en este municipio.

Además, y a diferencia del resto de canasteros sanluqueños, su afición por este oficio no le llegó por tradición familiar, sino por un taller que sobre cestería de caña y mimbre organizó en el año 2010 la Mancomunidad de Municipios Beturia.

Rosa María recuerda que cuando llegó al municipio, hace ya más de 30 años, “la mayoría de las persona mayores de Sanlúcar elaboraban canastas de caña de forma artesanal”, lo cual “se ha ido perdiendo a medida que han ido faltando” hasta el punto de que, según afirma tener constancia, “actualmente solo somos en el pueblo dos las personas que seguimos haciéndolas”.

Ella no aprendió por tradición familiar, como ha sucedido en Sanlúcar durante siglos, sino que aprendió el oficio en 2010 gracias a un curso sobre caña y mimbre organizado por la mancomunidad de Municipios Beturia, cuya profesora fue precisamente la otra persona del municipio que aún elabora canastas de caña.

El taller donde aprendió el oficio, hace ahora una década, recuerda que contó con una decena de alumnos no solo de Sanlúcar de Guadiana, sino de otros municipios de la zona como San Bartolomé de la Torre o El Granado, entre otros, a lo que añade con resignación que de todos, ella ha sido la única que ha proseguido realizando dicha actividad “no para ganarme la vida, sino porque me encantan las manualidades”.

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Según detalla, el material principal, la caña, se recolecta en la ribera del río y en los numerosos arroyos y barrancos de la zona. La corta se hace normalmente entre los meses de enero y febrero en el caso del material necesario para las paredes de los canastos, ya que según explica Rosa María Estévez es cuando la caña está seca y en mejores condiciones para trabajar con ella.

En el caso de la que se usa para hacer los fondos de los cestos y los principales elementos que lo componen –costillas-, la caña se recolecta preferentemente en verano, concretamente en los meses de julio y agosto, que es cuando está verde.

La actividad conlleva un “enorme trabajo”, precisa Rosa María: ir al campo a cortarla, pelarla, transportarla, trocearla y finalmente trabajar con el material para hacer el canasto, a lo que añade que, antes de trabajar con la caña que se recolecta en verano “siempre hay que ponerla el día anterior en remojo”.

Y aunque asegura que la principal herramienta que usa el canastero son sus manos, “que sufren mucho al manipular la caña, también es imprescindible el uso de un cuchillo especial curvo, como una hoz cortada, al que llaman en el pueblo machete curvo.

Se trata de un trabajo que “no está pagado”, afirma la canastera sanluqueña, y aunque asegura que aún vende algunas de sus canastas, “la gente piensa que son muy caras porque no se valora el trabajo manual y artesano que hay detrás de la confección de un canasto de caña de este tipo, ni las incontables horas que hay que dedicarle”.

Por último afirma con tristeza que es “una pena” que se pierda una “tradición tan bonita como esta porque la gente prefiere hoy en día recipientes hechos con materiales sintéticos”, a lo que añade que es “una pena” que no se hayan organizado más talleres u otras iniciativas para evitarlo, aunque también es consciente de que “a la gente de hoy no le interesa aprender este oficio porque de él ya no se vive y se hace por distracción”.

UN TIPO DE CANASTA PARA CADA USO

Las canastas pueden ser de muchos tipos según su tamaño y forma, dependiendo esto fundamentalmente del uso que se le va a dar posteriormente. Hay cestos altos, chatos, ovalados “y cada uno tiene una finalidad distinta”, afirma Rosa María Estévez, quien añade que pueden servir para transportar o almacenar alimentos, para guardar ropa, o simplemente pueden ser decorativos. Actualmente, concluye, los cestos de caña son muy usados para la recolección de setas silvestres, especialmente gurumelos, porque sigue siendo el recipiente más adecuado para ello.

Para el diputado territorial del Andévalo de la Diputación de Huelva, Antonio Beltrán, la artesanía en Sanlúcar de Guadiana ha sido siempre “la expresión de cómo aprovechar los recursos que a este pueblo le ofrece su río para hacer arte: desde simples canastos hasta aperos para la pesca, las labores del hogar y del campo, o simplemente para crear cosas hermosas”.

En este sentido para Beltrán las manos “curtidas” de los artesanos de Sanlúcar “han hecho posible que la artesanía de caña se convirtiese en un sello identificativo de la localidad y en un auténtico sello de calidad”.

No obstante para el diputado territorial del Andévalo, “la acelerada forma de vida que todo lo engulle en estos últimos años, y la necesidad de garantizarse unos ingresos que no proporciona la artesanía de caña, han hecho que esta ancestral actividad haya llegado prácticamente a desaparecer”.

A pesar de ello se muestra convencido de que un municipio como Sanlúcar de Guadiana, “con una clara vocación turística que pretende promover la excelencia entorno a ese desarrollo turístico, puede proponer las bases para su recuperación”.

Finalmente indica que desde la Diputación Provincial de Huelva “apoyaremos las iniciativas que surjan en ese sentido” ya que el desarrollo sostenible “siempre ha sido uno de los objetivos de esta entidad supramunicipal, y esta expresión artesanal cumple, sobradamente, con esos objetivos”.

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