Aparece muerto el presunto asesino de Juana María Cáceres

El esposo de la joven almonteña, supuestamente estrangulada, le había comunicado a su madre su intención de quitarse la vida tirándose a un pozo

Concentración ayer en señal de protesta por la muerte de la joven almonteña Juana María Cáceres.
Concentración ayer en señal de protesta por la muerte de la joven almonteña Juana María Cáceres.

El principal sospechoso de la muerte de Juana María Cáceres apareció ayer muerte en un pozo después de las intensas labores de búsqueda realizadas por la Guardia Civil tras su desaparición y la hipótesis de que hubiera decidido suicidarse.

Precisamente esta fue la confesión que supuestamente le habría hecho a su madre Encarna tras llamarla para comunicarle que había asesinado a su esposa y declararle sus intenciones de poner punto y final a su vida "tirándose a un pozo". No obstante, ello no fue óbice para que la Policía mantuviera abierto un dispositivo de búsqueda en previsión de que pudiera tratarse de una estratagema para facilitar su huída, una hipótesis un tanto inverosímil pero que no descartan las fuerzas de seguridad.

Con cuenta gotas se comenzaron a conocerse los pormenores del supuesto homicidio que podrían esclarecer los detalles del fallecimiento de la mujer, de 36 años de edad y madre de dos hijas, que fue hallada sin vida en la tarde del viernes en el lecho conyugal en la calle Hermanos Álvarez Quintero de Rociana del Condado. A expensas de que los resultados de la autopsia revelen las razones de la muerte, todo hace indicar que las evidentes marcas halladas en el cuello de la víctima no dejarían lugar a dudas de que la chica pudo ser estrangulada por su verdugo.

Entre tanto las escenas de duelo y condena no hicieron esperar. A nivel institucional el Ayuntamiento de Rociana convocaba una concentración silenciosa de cinco minutos de duración a las puertas de la casa consistorial a modo de "condena de este acto de violencia", citaba un escueto comunicado. Paralelamente la administración decretó para jornada dominical día de luto oficial.

A la concentración se desplazaron destacados miembros de la política provincial y miembros de la Corporación de los municipios de Rociana y sus aledaños, así como de Almonte, de donde era natural la víctima. Con un silencio sepulcral mostraron su condena y repulsa por que entienden un "deleznable acto de violencia".

El alcalde rocianero, Amaro Huelva, aseguraba que "decir que nos sentimos mal es ser generoso" y arremetió contra la decisión de que "una persona pueda decidir sobre la vida de otra". Con respecto a que pudiera confirmarse que la muerte fue producto de la violencia machista, el edil enfatizó en que "a nosotros no nos consta que existieran amenazas ni denuncias al respecto por parte de la víctima", por lo que abogó por mantener hasta los últimos extremos la presunción de inocencia.

Por su parte su homónimo almonteño, Francisco Bella, apuntó que su Ayuntamiento se encuentra a la expectativa de que se conozcan los resultados de la autopsia de forma que, si los peores presagios se cumplen y se esclarece que fue asesinada, "proceder a convocar una junta de portavoces y adoptar las medidas oficiales pertinentes". El alcalde se mostró visiblemente consternado al igual que los ciudadanos a los que representa.

Entre tanto en Rociana, nadie se explicaba cómo C.D.M. pudo haber llegado a atentar contra su propia esposa a "la que, aseguran, "adoraba". Y es que su relación rompía todos los tópicos que definen al perfil del maltratador.

Según han constado a este periódico amigos de la víctima, la relación sentimental propiamente dicha hacía meses que se encontraba notablemente deteriorada, por lo que prácticamente no hacían vida de pareja más allá de la convivencia bajo el mismo techo. Aun así apuntan a que la relación de él con ella siempre fue siempre "buena" y ella "jamás" comentó ni mostró síntomas de sufrir malos tratos físicos. Concretamente señalan que siempre mostró gozar de una gran "independencia" a la hora de salir con las amigas y su marido nunca se mostró celoso ni posesivo, lo que en principio tumba todos y cada uno de los síntomas que, en teoría, podrían delatar a un maltratador.

Lo cierto es que desde hace meses y fruto de este deterioro al que hacían mención, Cáceres había conocido a otro hombre y había decidido de forma unilateral poner punto y final al matrimonio e iniciar los trámites del divorcio. Una situación que él nunca acepto de buen grado y le hizo caer en una profunda depresión que le llevó a estar en tratamiento psicológico.

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