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Agricultura hace realidad las ayudas a la ganadería brava en el campo andaluz

Han sido dos años inmersos en una agonía constante. El campo bravo es ese brazo tan singular que circunda toda la actividad ganadera. El parón exigido a toda la sociedad significó para los ganaderos seleccionar a las bravas, nunca mejor dicho, y mandar animales al circuito alimentario. No está hecho para eso el toro de lidia, pero cuando la pandemia dejó sin efecto los festejos anunciados, cuando las grandes ferias echaron el candado se terminó con esa realidad tan palpable de que por cada res lidiada en una plaza de toros en el campo se mantienen diez.

A la ganadería brava se le denosta muchas veces desde distintos sectores precisamente por eso, por ser brava. La palabra toro asusta, incomoda en cualquier lugar donde se ponga. A veces incomoda tanto que incluso quienes tienen el derecho y el deber de defenderla buscan acomplejados mirar para otro lado donde el sol no moleste. Incluso entre las formaciones políticas sirve para jugar al escondite. Al sí, pero… lo vamos a estudiar… seguramente no habrá ningún problema... Hasta que lo hay. Llega otra época, los votos se visualizan de otra forma y pasa al fondo del cajón de las preocupaciones.

Hay que admitir que el preámbulo es para desesperarse. Por eso ilusiona la llamada del delegado de Agricultura de la Junta, Álvaro Burgos. “Nos vamos para el campo a estar con los ganaderos. Es tu terreno. ¿Te vienes?". Pues sí, me fui. Casi al modo en el que los revisteros antiguos se metían en el coche de cuadrillas para empaparse de todo, me fui.

No era la primera ronda de visitas. Los coches de la Junta ya se habían currado alguna que otra ruta en días previos y el cartel de espadas se dejaba anunciar con el secretario general de Agricultura en la Junta, Vicente Pérez, y José Enrique Borrallo y Álvaro Burgos como delegados de Medio Ambiente y Agricultura, respectivamente, y Rocío Acosta, asesora en la Delegación.

La Junta de Andalucía se comprometió el pasado año a ayudar con 4 millones de euros en dos años a los ganaderos andaluces de esta modalidad para compensar las dificultades que están enfrentando los titulares de estas explotaciones como consecuencia de la pandemia de la Covid-19. “Hemos cumplido escrupulosamente en ese compromiso con el sector y eso te deja una íntima satisfacción porque no hemos decepcionado”, comenta Álvaro Burgos.

Las ganaderías reciben en este 2022 el otro cincuenta por ciento de la ayuda concedida

De las ayudas prometidas, ya se hicieron efectivas la mitad, 306.613 euros. Ahora, en 2022, ese mismo importe será el que haga realidad definitiva la palabra dada a los ganaderos.

Parada y fonda en Millares. En tierras de Pelegrín, el primer contacto. Desde el remolque en el que se divisan los toros pastando a escasos seis metros se palpa el esfuerzo de los ganaderos por continuar. “Estamos obligados a diversificar para mantener la actividad ganadera. Turismo, celebraciones, pero el toro es el timón que guía todo y aquí estamos. Que las ayudas se hayan hecho realidad tiene la importancia de lo económico pero también la de sentir el apoyo de la Administración. Que no se está solo y que se cumplen las promesas”, comenta Manuel Ángel Millares.

En el coche, Vicente y Álvaro hablan de la sensibilidad con la que la Consejería entendió esa alarma generada en torno al bravo en la dehesa. “No solo eso –dicen ambos protagonistas casi al unísono–, es que emociona en lo personal que al final hayan llegado esas ayudas tan justas al viñedo, al caballo, a los secaderos… El campo es vital para entender la economía, para concretar riqueza y salud. Tenemos que saber estar al lado de la gente que trabaja la dehesa, que la cuida y que aumenta todo su potencial”, comenta Vicente Pérez.

17 beneficiarios en Huelva

Las subvenciones llegarán a 150 ganaderos de más de 130 localidades andaluzas. En la provincia onubense se beneficiarán de estas ayudas un total de 17 explotaciones de 15 localidades distintas, según el cumplimiento de los requisitos establecidos en las bases reguladoras. La medida al apoyo del ganado bravo subvencionará en Huelva a 1.327 animales.

La mañana no detiene su marcha. El coche pone ruta hacia el Andévalo. San Bartolomé y la dehesa El Campillo deja nuevamente estampa de toro bravo. Guillermo García-Palacios anda de tentadero. El campo no para. El agradecimiento de otro ganadero más, tampoco. Todos ellos coinciden en lo vital que ha sido esta ayuda para sentir un nuevo aliento que ayude. Guillermo habla de “vicisitudes, de tener que aclimatar espacio para muchos más animales de los esperados”. De esos costos que se fueron hacia arriba y que no dejan de hacer aun más difícil la supervivencia en la dehesa.

Hablamos de ese proyecto de compromisos cruzados entre varias consejerías. Mas eso es harina de otro capítulo porque por ahora el campo bravo es el que tiene un respiro efectivo. “Hay que respaldar a quienes inciden directamente en la conservación de un valioso patrimonio genético y natural”, agrega José Enrique Borrallo.

Tengo a tres responsables de la Administración andaluza sin traje de chaqueta ni corbata pisando la tierra, ensuciándose los zapatos, mirando de frente a gente que lo pasa mal. Es real. Tan real como esa ayuda que ya tienen en sus manos diecisiete ganaderos onubenses.

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