Inmigración: ni estigmatización ni descontrol

EDITORIAL

10 de julio 2025 - 03:06

No debe sorprender que aprovechando el clima de efervescencia e inestabilidad política que atraviesa el país, Vox intente introducir en la agenda la inmigración desde los postulados maximalistas y populistas que le son consustanciales. El partido de la derecha extrema sigue las directrices de sus correligionarios europeos que han hecho de ella la bandera con la que conquistar terreno político en países en los que la presencia masiva de inmigrantes irregulares ha tensionado a la sociedad, algo que está lejos de ocurrir en España. El partido que preside Santiago Abascal ha elevado la apuesta con el planteamiento de expulsar a millones de extranjeros, de los cuales una cantidad indeterminada estarían ya asentados en España desde hace, por lo menos, una generación. La inmigración es un asunto extremadamente delicado que no se puede abordar desde posiciones radicales, como hace Vox, pero en el que tampoco se puede colocar al país como una especie de territorio sin fronteras en el que todos caben, como ha hecho en ocasiones este Gobierno. La necesidad de trabajadores extranjeros para mantener nuestra estructura productiva e incorporar nuevos cotizantes y contribuyentes es una evidencia que no se le escapa a nadie en una España con un ritmo de descenso demográfico muy elevado. Tan malo es en este sentido estigmatizar a los inmigrantes como usurpadores del empleo de los españoles como considerar que el país tiene que estar abierto a todo el que se acerque a sus fronteras. La clave está en el control y la regulación en una cuestión que debería tratarse como un tema de Estado y no estar sometido a las estrategias cortoplacistas de los partidos. Ya hay sectores básicos de la economía española, como la agricultura, el turismo o la asistencia social, cuya fuerza de trabajo es casi en exclusiva extranjera. La inmigración debe ser entendida como una riqueza, pero exige también medidas de control que hagan que la derecha radical no pueda utilizarla como elemento desestabilizador.

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