La crispación es la nueva normalidad

Las sesiones de control de los miércoles en el Congreso son un buen ejemplo del ambiente irrespirable que preside el ejercicio de la política en este momento

La confrontación política ha adquirido velocidad de crucero y, ahora mismo, resulta una quimera definir un solo asunto de los catalogados de Estado capaz de poner de acuerdo a los dos principales partidos de la Cámara: PSOE y PP. De la refriega ya no se libra ni la política exterior. Ni siquiera cuando una crisis diplomático-migratoria, como la que desde hace más de una semana se vive con Marruecos, supone un auténtico desafío para España que habría exigido una imagen de unidad. Las instituciones de la Unión Europea han demostrado mayor altura y solidaridad en su posicionamiento que la reacción de algunas fuerzas políticas. Sin cuestionar el derecho y el deber de criticar y controlar la acción del Gobierno, al que se le pueden atribuir errores graves en la gestión de este conflicto. Pero hay momentos para la unidad y para demostrar la fortaleza de nuestra democracia y otros para exigir las responsabilidades que, sin duda, este caso merece. El Congreso de los Diputados no siempre puede girar por la oportunidad de los resultados de las encuestas o por la cercanía o distancia a unas elecciones generales. La obsesión por las urnas se asoma como el único motivo que condiciona el debate político. Tanto por los asuntos que proponen las dos formaciones que integran el Ejecutivo de coalición, valga el ejemplo de los indultos a los presos del procés, como por las urgencias que presiden el comportamiento de algunos partidos en la oposición, que cabalgan a lomos de la demoscopia. La sesión de control de los miércoles en el Parlamento es el mejor ejemplo del ambiente irrespirable que preside el ejercicio de la política en este momento. Hay más interés en coleccionar adjetivos para zaherir al adversario que en ofrecer argumentos para demostrar las razones que sustentan las decisiones o las críticas ante el contrario. Un espectáculo con un registro que nada envidia el que rige en multitud de ocasiones las conversaciones en las redes sociales. Las elecciones se celebraron hace 18 meses. Los españoles tienen el derecho a exigir a sus representantes que no conviertan la crispación en su nueva normalidad.

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