fila siete

Vicente

Un viaje celestial

02 de julio 2014 - 01:00

Multicines Arte Siete Holea.- Producción: Estados Unidos, 2014.- T.O.: 'Heaven is for real'.- Duración: 99 minutos.- Dirección: Randall Wallace.- Guión: Randall Wallace y Christopher Parker basado en el libro 'Heaven is for real: A Little boy´s astounding story of his trip to Heaven and back', de Todd Burpo y Lynn Vincent.- Fotografía: Deam Semler.- Música: Nick Glennie-Smith.- Montaje: John Wright.- Intérpretes: Greg Kinnear, Kelly Beilly, Thomas Haden, Connor Corm, Lane Styles, Margo Martindale, Jacob Vargas, Nancy Sorel, Danso Gordon

Estamos nuevamente y como es muy habitual en el cine, algo que muchos pretenden ignorar, ante la adaptación de una novela. Éste es un libro de largo título: Heaven is for real: A Little boy´s astounding story of his trip to Heaven and back. Con buen criterio, sus adaptadores, los guionistas, el propio director Randall Wallace, y Christopher Parker han adoptado sólo la primera parte del título: El cielo es real, uno de esos best seller -seis millones de ejemplares, traducidos en 35 idiomas; de ellos, seis ediciones en España- que baten récords de ventas en las librerías y suelen ser un aval de éxito en las salas. Aunque no siempre es así.

En esta historia todo ocurre cuando en 2003 sucedió lo que se consideró un hecho extraordinario en un pueblo de Nebraska. Durante una intervención quirúrgica de urgencia en el hospital, el pequeño Colton supera satisfactoriamente la prueba. Todo ha ido muy bien y los padres -él, Todd Burpo, un modesto empresario, bombero voluntario, pastor y padre de familia, que sobrevive como puede en un año especialmente complicado,- celebran complacidos el éxito de la intervención. Pero posteriormente no todo ocurre con normalidad. Colton cuenta con toda naturalidad y asombrosa clarividencia su sorprendente viaje de ida y vuelta al Cielo.

El relato ha sido contado en el libro de Todd Burpo -que lo escribió en colaboración con el periodista Lynn Vincent-, el padre, que, aparte de cuestionar todas sus creencias, decide investigar sobre las revelaciones de su hijo de cuatro años, al que considera incapaz de tales testimonios. Randall Wallace, el director que lo fuera de Cuando éramos soldados (2002) y Secretariat (2010), por citar las más conocidas, recurre a la corrección en su puesta en escena, tratando con singular cuidado y moderación el texto narrativo original, intentando mostrar emoción e intensidad en las secuencias más significativas desde el punto de vista religioso. En este trabajo contribuyen de manera eficaz los intérpretes, especialmente Greg Kinnear, el pequeño Connor Corum y Thomas Haden Church.

Dentro de lo que pudiéramos conceptuar como cine religioso, el realizador apunta ciertas ideas sutiles e interesantes, pero no consigue elevar la dimensión dramática de la historia original, aunque insinúe ciertas dudas dogmáticas y determinados problemas de conciencia. En algunos pasajes el relato resulta demasiado insulso, aunque destaque valores positivos en el sentido familiar y en la fuerza de la oración.

QUIROGA

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