Lo que nos une

03 de agosto 2025 - 03:07

En estos tiempos tan dados a agrandar lo que nos separa y tan poco al encuentro y a la concordia, quiero reivindicar la conexión que para siempre nos uniría con el continente americano tal día como hoy de hace mucho tiempo. Podemos hablar de expolio, colonialismo, destrucción o rapiña, desde luego ningún imperio se construyó con besos y abrazos, pero sí es necesario reivindicar el camino compartido, que hace que hoy, en el aquí y el ahora, ambas partes seamos capaces de reconocernos. El colonialismo de ida y vuelta ha sido una constante histórica desde época romana. Las Médulas, en León, son un claro ejemplo. Pero nos resultaría ridículo llamar a los habitantes de la Roma de hoy expoliadores y destructores del medio ambiente por el oro saqueado y el destrozo de sus montes, más bien valoramos sus infraestructuras y la lengua latina como la base en la que nos construimos después. Las minas de Huelva también fueron explotadas en condiciones durísimas para la población local, y de eso no hace tanto, lo que no quita para que luzcamos legado británico y les dediquemos calles.

Así, si me despojo de un complejo de culpa que no me pertenece, ni me envuelvo en la bandera de lo glorioso, asumo que mientras me duele la situación de Nicaragua, con sus sufridas y luchadoras gentes, poco o nada sé de lo que pasa en Belice, a pesar de que comparten vecindad en la región centroamericana.

La gente que embarcó en el muelle de Palos quedó ajena al oro y la gloria, más bien fue lo suficientemente sagaz o irresponsable, para enrolarse en un viaje tan extraño como necesario, en ese deseo consustancial al ser humano de llegar a donde no se conoce. Y me quedo con ese espíritu, alejado de los grandes palacios, catedrales o compañía de indias, nada de eso hubo nunca en Huelva, nada de eso quedó, tan sólo un humilde monasterio de monjes franciscanos.

Gracias a este legado nos miramos y reconocemos, sí que podemos lamernos las heridas comunes, pero sin olvidarnos que aquello ya pasó y que más nos vale ser precavidos con el colonialismo de hoy, el que siempre vuelve a buscar lo valioso a precio de saldo. Contra ese sí podemos luchar juntos, porque es mucho más lo que nos une que lo que nos separa.

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