El tren de Zafra

Los días que vivimos, en que los viajes por tren se están convirtiendo en autenticas aventuras, además de la inquietante incógnita de no saber si el recorrido será completo o no y hay que pasar horas nocturnas en la vía parados, en espera de las disposiciones que surjan… nos instan a recordar que existen líneas mártires que ya pasaron por todo esto con una resignación que las beatifica.

En muchos años, no he conocido una línea más abandonada que la que nos une a Huelva con la extremeña Zafra. Por motivos familiares he vivido las interminables vicisitudes de su existencia, al menos, casi en un siglo de vida.

El tren de Zafra, el de la Sierra onubense, el de los cazadores, el que daba para contar mil historias desde las humorísticas a las más tenebrosas, ha sido para nosotros algo más que una línea férrea para convertirse en la columna vertebral de la provincia de Huelva.

Una doble vertiente entre lo industrial, la principal, con salida del mineral del interior a nuestro puerto y la de los viajeros que intentó abrir la unión de los ciudadanos con la capital, pese a las muchas carencias existentes.

El Turismo no supo explotarla. Tenemos la línea de tren más bella en la diversidad de paisajes. Montes, arroyos, ríos, puentes, túneles y un conjunto de estaciones que formaban un rosario de la identidad onubense.

Durante el largo período de varias décadas nadie se preocupó en las alturas administrativas de la red de nuestro olvidado tren de Zafra, y poco a poco la línea fue muriendo, hasta términos inauditos de creer: falta de mantenimiento, movilidad de frecuencia, horarios incorrectos e incómodos, y hasta llegó un punto, no hace mucho, en que se pensó en cerrar la única forma, por ferrocarril, de unir el sur con el norte de la provincia.

Pero el milagro llegó. Un poco de dinero, de buenos trabajos, de reposición del material y de voluntad, nos han dejado el trazado ideal para un nuevo amanecer de ilusiones, que de nuevo se ven frustradas por el absurdo programa de horarios, velocidad y recorrido diario a Zafra. Menos mal que diariamente llegamos a Jabugo (Repilado) y el aroma del jamón nos hace olvidar nuestro enfado. El tema tiene más que cortar. Seguiremos. Gracias.