¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
La nueva España flemática
Comento con una compañera de instituto mi preocupación porque, sin querer, asumiendo los profesores progresistas que su manera de pensar es la correcta y, además, la única, estén adoctrinando a los alumnos. Mi compañera, que sabe de qué pie cojeo –y ella cojea también, pero del otro– me dice que por eso es tan contraria a la asignatura de religión en los centros públicos. Me tengo que reír. La religión es voluntaria, de modo que ni un solo alumno que no la haya pedido acude al aula, a diferencia de las materias obligatorias tan transversabilizadas de una ideología que funciona como religión, con sus dogmas, sus días festivos, sus anatemas y toda la pesca.
La única reforma posible para respetar el derecho de las familias a elegir la educación es justo la libertad. Si no, ¿cómo? El cheque escolar o un sistema análogo permitiría a los padres elegir centros afines a su filosofía. Y en los centros públicos también podrían arbitrarse más libertades.
Pero lejos de mí exagerar; ni minusvalorar la enseñanza pública, que goza de excelentes profesionales, incluyendo a la compañera que cojea del otro pie. Además, hay pluralidad de sobra, quod erat demostrandum, aunque no tan activista en los otros casos. Y, sobre todo, el adoctrinamiento transversal se contrarresta de frente con el maravilloso sentido crítico de la juventud, tan libérrima de suyo. Si no, ¿cómo se explicaría el hecho de que, tras sus años intensos de colegio, instituto y universidad, los jóvenes sean hoy mayoritariamente de Vox?
Ante este inesperado giro de los acontecimientos, los docentes de progreso sostienen que se trata del ancestral espíritu contestatario de la juventud. Yo tengo a los jóvenes en más consideración y creo que es sentido común y comprensión de la encrucijada histórica, pero estoy dispuesto a conceder a mis compañeros el premio de consolación de la mística de la rebeldía.
A cambio de que saquen el corolario. Si quieren una juventud revolucionaria y de izquierdas, como quieren, que nos pongan a dar religión a machamartillo, mucho latín, historia de España, arte, filosofía aristotélica y que se pueda elegir en todo el territorio nacional el idioma común. Con eso se tendrían que rebotar muchísimo los muchachos. Con el cheque escolar, conseguirían un montón de contestarios de izquierdas, ¿o no?
También te puede interesar
¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
La nueva España flemática
El mundo de ayer
Rafael Castaño
El grano
Quizás
Mikel Lejarza
23:59:59
Voces nuevas
María Fernández
Andalucía en la voz