NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Un milagro por Navidad: salvemos al país
Después de haber visto el insólito hecho, impropio de una democracia auténtica, de ver a un investigado compartiendo mesa con el Jefe del Estado, frente a todo el Poder Judicial del país, ya cualquier cosa es posible en el deterioro, progresivo e inducido, de la calidad democrática en España.
Es así, porque se han ido produciendo concesiones en aras de no profundizar en la polarización, cuando resulta que los aparentes defensores de la igualdad, la equidad, la solidaridad, … son certeros ideólogos de la radicalidad, “nos interesa la tensión”, ZP dixit.
Se plantea ello desde la dialéctica, con un trayecto nítido. Se comienza con el uso de eufemismos, la mentira constructora de un relato que apele a la emotividad de las masas para concluir con la instalación de la llamada “posverdad” en el sentir de las gentes, tras haber planteado lo mismo y lo contrario, según la coyuntura de beneficio individual al objeto de conseguir mantenerse en el Poder, en cuya consecución del objetivo es básico, ese “muro” que diferencia entre buenos y malos, situación correcta o no de la Historia.
El ejemplo de ello, lo tenemos en la perversa “quita” de las deudas autonómicas, aún contraviniendo los informes de expertos y organizaciones específicas como AIREF o FEDEA, saltándose los principios legales de neutralidad con criterios arbitrarios centrados en motivaciones políticas buscando la fractura en el partido opositor. Yo, como andaluz, me niego a que se pueda acatar una maniobra de semejante catadura.
Si se acepta, se bloquea el argumentario sobre el agravio histórico y si se rechaza, ¿cómo explicar que no se acepte el dejar de tener una deuda?, máxime cuando la propuesta viene de quien decía, alto y claro, NO, a sustituir la deuda “por mucho que beneficiara a Andalucía” porque “es insustituible el debate de la financiación autonómica”. ¿Verdad que hay excusas?, ministra.
Este es el nudo gordiano que hoy no se quiere afrontar por quienes lo reivindicaban hace siete años y hoy están maniatados por el independentismo, bajo la presión y el riesgo de un pacto de investidura en Cataluña, despilfarradores profesionales a pagar sus deudas por todos los españoles, los mismos a los que se pretende castigar porque sus Comunidades, algunas, rebajaron impuestos. O sea, por cumplir un beneficio a los ciudadanos, se les castiga, política manera de entender la gestión.
Ante “trampas” de este calibre, ¿dónde quedaría hoy el “tahúr” del Mississippi?, según el criterio de A. Guerra, en su día.
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