De profundis

30 de octubre 2025 - 03:06

Noviembre llega. El polvo y las cenizas se hacen más reales. De nuevo, la campana suena en la soledad de lo infinito. ¿Nos llama..?. ¿Nos avisa..? o sólo es que quiere aplazar la esperanza de vida, para reclinar el espíritu y meditemos en lo más hondo de nuestra existencia.

¡Desde lo profundo te invoco, Señor.!

La larga vida nos sume en un pozo que quiere salir de dudas, que se escuche la verdad de lo eterno y ella sea camino que nos aleje de la oscuridad…

Por eso mi alma espera en Ti, Señor. Porque Tu palabra es sendero de la aurora que nunca termina.

Vuelve el Día de los Difuntos. Recuerdos que se hacen vida y presencia de quienes nos precedieron y mostraron el camino de la esperanza sin fin.

El tañido ronco, cascado de la campana del camposanto, no debe ser triste. Aunque suene, debe ser mudo. Sólo el silencio de las sepulturas hablan.

Esos seres de luz, en el milagro de lo invisible, están con nosotros. Nos hacen pensar.. Nos quitan el temor a la muerte.

Más que flores y lágrimas, la oración se hace dulce presente en el altar de las almas..

Con nuestras silentes palabras, en temblorosos labios, la fe da fuerza al espíritu creyente.

No dejes que la inquietud te hunda en el abismo de pesares e incomprensiones a los que la mente no puede alcanzar.

El Salmo de esta hora ya es ancla de gracia recibida.

El manantial de la fe no tienes cauces para la muerte. La fuente de la Vida eterna te espera.

Señor, eres Misericordia y en esta conmemoración anual, que nos hace meditar la auténtica realidad de la frágil y corta existencia por el mundo, la liturgia nos ayuda a ver en la transparencia tibia de la suave claridad.

Todo tiene que llegar… pero Tú, Señor, estas ahí y contigo el perdón y resurrección esperada.

Hoy no es un día de iras, ni de odios que no llevan a nada. Cuando se acerca la Conmemoración de los fieles difuntos, nuestro corazón debe palpitar con esa llama encendida que pregona que no todo acaba.

Una Luz grande y unos brazos extendidos, desde el más allá, nos ofrecen el Amor y la Esperanza de una vida eterna.

En ti confiamos, Señor.

Amén

stats