Hoy es 1 de marzo. Estoy orgulloso de ser andaluz. Pero no porque lo diga una fecha en rojo en el calendario, sino porque lo siento. Lo soy del 1 de marzo y al 27 de febrero, pero no me gusta alardear de ello el 28 solo porque haya que fichar ante el pueblo. Manías mías de tío raro. Siempre he recelado de quienes tienen el pecho lleno de moratones. Los golpes para la tos y el hipo.

Defender a Andalucía no es poner la bandera más grande en el balcón una vez al año ni buscar la cita más destacada de Carlos Cano, Antonio Machado o Blas Infante para ganar muchos likes en redes sociales un 28 de febrero. Está muy visto. Defender la tierra es dignificarla, trabajar por ella, creer en su gente y construir desde Andalucía un futuro mejor para todos. Y eso no se hace un día al año, se hace cada segundo de vida. Los andaluces agradeceríamos más orgullo constante.

Estos días se ha reconocido la labor de multitud de personas y colectivos que dan lo mejor que tienen que es su capacidad, trabajo y talento por hacernos la vida mejor a los demás. Son ejemplos de lo que Andalucía puede aportar al conjunto de la sociedad española. Todo aplauso es pequeño para ellos. Esos actos no obstante resultan curiosos. Siempre acude una parte importante de la clase dirigente que hincha el pecho con sentimiento de patria andaluza. Ojalá fuese así a diario. La realidad es que por la tarde ya iba el AVE lleno camino de Madrid.

No hay más actos hasta el año próximo. Las banderas quedan recogidas hasta la próxima vez. Se apagan los focos y vuelve la realidad. Trabajar por Andalucía es defender sus derechos en Madrid, en Bruselas o donde surja. Hacerlo es plantarse ante las decisiones que contrarias a los intereses de los andaluces, es pelear por presupuestos que garanticen un futuro de crecimiento para la región, es olvidar las siglas de un partido o de otro y tener la bandera delante en lugar de un cajón. Estar orgulloso de ser andaluz no es un ejercicio de exhibicionismo anual. No, estarlo es demostrarlo. Ahí debemos ser mucho más exigentes con nosotros mismos y con quienes nos representan.

Hoy es 1 de marzo. Demostremos nuestro orgullo andaluz alejándonos de las disputas partidistas, los debates alejados de la realidad y los intereses particulares trufados de oportunismo. No esperemos hasta el próximo 28 de febrero.

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