Juan Manuel Marqués Perales

No hay ojana sin puñalada

Crónicas levantiscas

18 de mayo 2025 - 03:09

El Ábalos que describen los whatsapps que él mismo ha ido administrando debió estudiar en un colegio suizo, un discípulo de Séneca, un diplomático cuidadoso en sus expresiones, muy lejos del terror de los Paradores que escandalizó a la vicepresidenta Carmen Calvo, nada que ver con el fraile rijoso que iba colocando sobrinas por sus empresas públicas, una persona leída que cita a Quevedo con la misma familiaridad que otros acuden a Guerrita: “Puede haber puñalada sin lisonja, pero rara vez lisonja sin puñalada”. Mucha ojana, eso es lo que se destilan de los diálogos que sostiene con Pedro Sánchez, puro peloteo del agradaor que escondía, sin embargo, un aseguramiento en forma de traición.

Tal como él ha relatado, había conservado todas las conversaciones digitales desde 2016 porque eran Historia –atención a las mayúsculas– y por si las necesitaba algún día para escribir sus memorias, un literato en ciernes que bebe de los maestros del Siglo de Oro. En definitiva, un cínico con balcones a la calle que se acompañaba en sus correrías de un Luca Abrasi, el tal Koldo García, mientras enmierdaba el sillón donde un día estuvieron gentes tan admirables como Carmen García Bloise y José María Benegas, los primeros secretarios de Organización del PSOE de después de la dictadura. Este partido es la principal víctima de Ábalos, pero también el culpable porque tamaño pájaro había comenzado a dejar cagarrutas por algunos ministerios.

Al PSOE le pesarán más las putas y las orgías que las mascarillas y Air Europa. Faltó celo. Ábalos, que fue el sancho de Pedro, fue un hombre temido y poderoso, tanto como que sus fechorías no han sido incompatibles con una buena cabeza para armar discursos políticos ni con la mano de hierro y el guante de seda con el que resolvía lo que Susana Díaz habría llamado el guarreo orgánico. Pedro lo echó, quizás alertado por los gritos de Doña Carmen, pero regresó a él. Con sus linsonjas digitales consiguió volver a la lista de las elecciones generales por la provincia de Valencia, un segundo error de Pedro Sánchez.

El gánster ya no se esconde, Ábalos quiere cercar al jefe con el rescate de Air Europa, que es la línea de puntos que va desde su mecenas Víctor de Aldama a la imprudente esposa del presidente, apunta al talón de Aquiles emocional del resistente Sánchez. Rara vez se quiebra, pero pelea mal cuando está cercado. Se estresa. El 1-O de 2016 se vino abajo en Ferraz, como en abril pasado cuando se retiró cinco días. Ábalos conoce esta psicología.

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