El museo arqueológico que necesita Huelva

Pendientes aún de la transformación del Banco de España en espacio artístico, sigue muy vigente la necesidad de disponer en Huelva de un gran centro expositivo a la altura de toda su riqueza histórica

Ídolos prehistóricos expuestos en el Museo de Huelva el año pasado en la muestra con más público de su historia.
Ídolos prehistóricos expuestos en el Museo de Huelva el año pasado en la muestra con más público de su historia. / Josué Correa

Huelva, 28 de septiembre 2025 - 03:01

LA asociación Amigos del Museo Onubense (AMO) sigue empeñada en reclamar para el edificio del Banco de España el museo arqueológico que viene reivindicando hace años para Huelva y que ha hecho suya la ciudadanía onubense durante este tiempo. Este viernes presentó en el Pleno del Ayuntamiento una iniciativa popular con la que pretendía el apoyo municipal en su petición a la Junta de Andalucía de que reconsidere sus planes en la Plaza de las Monjas. Pero al margen del resultado negativo, y de que sea una instancia que muy poco tiene que decidir en ese sentido, la legítima petición del colectivo ciudadano debe considerarse como una muestra de un deseo de toda la ciudad, que realmente es una necesidad. Sea atendida en el Banco de España o no.

El proyecto para rehabilitar el edificio ya está listo por parte de la Consejería de Cultura. Después de años en pausa, con retrasos acumulados y un replanteamiento de la naturaleza del espacio expositivo, el inicio de la construcción parece inminente pero como Museo de Bellas Artes de Huelva. Y no habrá marcha atrás.

Hay informes que desaconsejan su utilización para exponer restos arqueológicos, por espacio y condiciones técnicas. Pero también –y quizá más importante a estas alturas– una nueva variación del proyecto elevaría el coste presupuestario y retrasaría aún más su ejecución. Y sin garantías de que sea la solución más adecuada.

El edificio del Banco de España será museo de artes plásticas y destacará, por encima de todo, por acoger el legado artístico y documental de José Caballero. Era una deuda abierta con uno de los más grandes artistas y con mayor proyección exterior que ha dado Huelva, y ahora quedará saldada en un céntrico espacio de su ciudad, a pocos metros de la casa donde nació, y elevando, al mismo tiempo, la categoría de ese nuevo Museo de Bellas Artes, que Caballero convertirá en un reclamo único.

La recuperación del inmueble de la Plaza de las Monjas para este uso, en cualquier caso, no anula la necesidad perentoria de proporcionar a la ciudad, como capital de provincia, de un Museo de Arqueología específico, como no tiene ahora.

Los planes, tras aquel cambio de naturaleza para el Banco, pasan por dedicar el actual museo de la Alameda Sundheim a la exhibición de los elementos que ha dejado (y sigue dejando) la extraordinaria riqueza arqueológica de la provincia onubense.

Pero al igual que el antiguo Banco de España no es válido para este fin, tampoco lo es el actual Museo de Huelva. No debe serlo. Para empezar, porque pese a la obligada reforma integral que también necesita para esto, el espacio sería pequeño e insuficiente ante la envergadura y cantidad de los tesoros históricos que darán fundamento a su creación. Y porque Huelva, y el valor de su papel en la historia desde los albores de la Humanidad, exige un espacio moderno, sin limitaciones y acorde a su relevancia, al menos, para el conocimiento del sur de Europa.

La arqueología en Huelva es prehistoria y protohistoria. Es Edad Antigua, Media y Moderna. Desde el megalitismo a fenicios, romanos y árabes. Y por encima de todos Tarteso.

Fundamentos hay sobrados para considerar esta tierra continente de un pasado asombroso y fundamental para explicar una identidad nuestra que trasciende estrechas fronteras. Y por esa misma razón, tiene argumentos suficientes para darle valor a sus vestigios y dotarlos de un espacio a su altura para su estudio y exhibición.

Una vez más, Huelva debe ser muy ambiciosa. Debe reclamar un edificio de nueva construcción expresamente dedicado a Museo de Arqueología, que no nazca limitado ni condicionado por espacios existentes y unos remiendos que nunca alcanzarán todas sus necesidades. Los onubenses y su historia no merecen que se salga al paso con planes B. El Arqueológico no es un capricho para el turismo sino una infraestructura cultural clave para estudiar y conocer el pasado.

Hay opciones para hacer las cosas bien. Parcelas en el Ensanche Sur, futuro nuevo símbolo de modernidad en la ciudad, donde se puede reivindicar la identidad tartésica propia de esta tierra, con un centro específico que reforzaría ese probado protagonismo de Huelva que se quieren arrogar otros. O levantar un museo arqueológico que englobe el resto, con el edificio de la Alameda Sundheim como complemento o espacio auxiliar de estudio.

La clave es la ambición, a la que nunca hay que renunciar. Como para todo. Y el convencimiento de que Huelva debe dejar de ser la cenicienta cultural de Andalucía, por más que puedan estar cerca Bellas Artes o la recuperación de Saltés, que llevan años sin concretarse. Todo está teóricamente en marcha pero nada llega. Y el Arqueológico o el gran Centro de Tarteso en Huelva son urgencias y oportunidades a nuestro alcance que mucho lamentaremos como dejamos pasar.

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