Hola. Me llamo Álvaro. Tengo 32 años. No me he casado. No soy padre. Vivo de alquiler y no tengo coche propio. Uso el de mi padre. No está mal como carta de presentación eh. Mi situación es muy diferente al futuro que imaginaba cuando tenía 15 años. Ese Álvaro de 32 años tendría una casa y un coche propios, estaría casado, tendría un trabajo estable y posiblemente hasta habría sido padre. ¿Quiero decir entonces que a día de hoy estoy en la mierda? Ni mucho menos. Solo a ratos. Como todos. Hay momentos que te hacen reflexionar: la boda de un amigo, la compra de una casa por parte de tu hermano, el nacimiento del primer hijo de tu primo o el puestazo que ha conseguido un antiguo compañero de la facultad (lo he visto en LinkedIn). Momentos que te hacen preguntarte "qué estoy haciendo con mi vida". Pero os prometo que al rato se me pasa.

La vida no es perfecta. Bueno, de hecho la perfección no existe. Así que intentar aparentarla puede ser en ocasiones hasta ridículo. Cada día valoro más lo auténtico, lo que es de verdad y real. La vida no es como la imaginamos, así que aceptémoslo. Y aceptémonos. Llevamos años viendo en redes sociales vidas ideales llenas de viajes, fiestas y aventura. ¿Pero quién se cree esto? Detrás de esa foto de pareja con sonrisa Profident hubo una discusión de las gordas. Detrás de ese vídeo del camarero llegando al reservado de la discoteca con la botella de Moët Chandon (y con sus correspondientes bengalas, claro) había un chico con sueño, cansado y aburrido, que solo se dedicaba a grabar el momento para subirlo a sus perfiles sociales (con el story consiguió tres mensajes privados. Objetivo conseguido. Noche hecha). Detrás de esa imagen de chica de cara angelical hubo minutos y minutos de maquillaje, y no nos engañemos, quizás alguna que otra operación de estética. Con esto no quiero decir que solo deberíamos publicar contenido que saque nuestras vergüenzas. Bueno, o sí. Haz lo que te dé la gana. ¿Te imaginas? Fotito con la cara partía y legañoso perdido, vídeo con la lengua gorda y hablando en otro idioma, gif del último gusaneo que hiciste arrastrándote por el suelo mientras sonaba un tema de Daddy Yankee. Para este tipo de contenido ya están los grupos de WhatsApp de tus amigos (y antiguamente Tuenti), donde incluso ha llegado tu foto de la primera comunión.

Yo también he caído en este postureo tan absurdo y falso. También he sufrido frustración a causa de las falsas expectativas que nos genera. Llegamos incluso a criticar aquello que nos gusta o que nos gustaría hacer, y solo por aparentar. ¿Que te encanta la música de Pablo Alborán y quieres ir a uno de sus conciertos? Pues dilo. A mí también. ¿Que quieres fumarte una cachimba? A ver. Cuidado aquí. Esto me ha roto el cerebro porque fumar cachimba a día de hoy es postureo puro y duro. Pero qué más da. Hazlo. Olvidemos la idea de ser guay, por favor. En serio. Basta. Si eres un estudiante sin un duro déjate de dártelas de ejecutivo. Si ya lo dice Camilo en su última canción: "No es vida de rico, pero se pasa bien rico".

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