
Paisaje urbano
Eduardo Osborne
Prohibido dimitir
tiempo de academia
Howard Gardner, psicólogo y profesor de la Universidad de Harvard, investigador incansable de las competencias y aptitudes cognitivas, presentó su teoría de las inteligencias múltiples en 1983 en el libro Frames of Mind: The Theory of Multiple Intelligences. Por esta teoría y por sus implicaciones en el mejoramiento universal e integral de la educación, le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias en 2011. Señala que no existe una inteligencia única en el ser humano, sino una diversidad de inteligencias que marcan las potencialidades y acentos significativos de cada individuo.
La inteligencia no es una cantidad que se pueda medir con un número como lo es el cociente intelectual sino la capacidad de ordenar los pensamientos y coordinarlos con las acciones. Nos sorprende cuando afirma, "una mala persona nunca llega a ser un buen profesional". Alguien guiado únicamente por el interés propio nunca alcanza la excelencia y esta es una realidad que también suele revelarse en el espejo del tiempo. Cada uno cosecha lo que siembra y, aunque muchos sean libres de sus actos, no lo son de las consecuencias porque, tarde o temprano, el juez y el árbitro conocido como tiempo, ¿dará la razón al que la tiene?
También Martin Luther King, activista de los derechos civiles desde muy joven mientras, pronunciaba un discurso sobre la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos y el movimiento apartheid en Sudáfrica, describió lo que llamó el peligro del mito del tiempo. Señala la neutralidad como elemento de uso a favor del sujeto, o como el alargamiento de espera como fundamento de un cambio.
En muchas ocasiones hemos oído, el tiempo pone las cosas en su sitio, el tiempo pone a cada uno en su lugar, pero me pregunto: ¿se cumple siempre…? Por deformación profesional, como matemático y profesor en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Huelva, cada comienzo de curso, en la primera clase, pregunto a mis alumnos:
¿Qué es un número? ¿Qué es una ecuación? ¿Qué es el tiempo?
Estas cuestiones que ¿en principio podrían ser de fácil respuesta?, por el uso permanente de ellas, no lo son tanto. Afirmaba San Agustín: "Si nadie me lo pregunta, lo sé; si me lo preguntan y quiero explicarlo, ya no lo sé". Esta frase de San Agustín expresa muy bien la confusión que siempre ha suscitado la pregunta de la existencia del tiempo entre los filósofos, y su dificultad para definir en qué consiste. Se trata de un debate sin fin que arranca con los antiguos pensadores griegos, encabezados por Platón y Aristóteles; sigue en la Edad Media, cuando destacan las ideas agustinianas; alcanza su punto culminante y álgido en el siglo XVIII, con el desencuentro entre las opiniones de Isaac Newton e Inmanuel Kant, y que llega a la actualidad. Se planteaba el Doctor de la Gracia: "Todo el mundo sabe lo que es el tiempo…", pero inmediatamente, cuando solicitamos definirlo pocas personas se atreven a dar una respuesta convincente.
Se sabe ¿qué es el tiempo? Hay afirmaciones como: "Existen sujetos que sostienen que sólo el tiempo puede resolver el problema …". "Hay que esperar la actividad del tiempo". "El mito del tiempo es algo que escuchamos mucho…". "¿Es neutral el tiempo?...".
Pero no olvidemos que el tiempo, también, ha sido utilizado muchas veces por fuerzas hostiles. Ante ello, me pregunto: ¿cuántos tiempos podemos definir por la exigencia de nuestra propia realidad? La vida diaria nos ocasiona distorsiones en la definición por la existencia del tiempo académico, tiempo político, tiempo real, tiempo de espera... En general, todos ellos conducen a una clasificación del tiempo en dos grandes mitos: tiempo psicológico como experiencia subjetiva del individuo, y el tiempo físico como tiempo de reloj, como fenómeno aplicable a la realidad objetiva, que se toma para poder administrarlo.
En definitiva, nuestra vida ¿avanza continuamente o a intervalos de tiempo muy pequeños pero discretos? Responder a esta cuestión no es elemental, los procesos físicos se volverían perturbadores si se expresara en términos de un tiempo discreto. Si el tiempo parece discreto (o continuo) en algún nivel, aún puede ser tiempo continuo (o discreto) a mayor resolución. Esto se debe a razones generales que no tienen nada que ver con el tipo de tiempo. Ya sea discreto o continuo, en pequeña escala puede influir en sus medidas conduciendo a datos estadísticamente significativos.
¡Ojalá el tiempo político en nuestros gobernantes abandone la prepotencia del sentido patrimonialista de su uso con relación a la ciudadanía y sea más respetuoso con el resto de los tiempos ya sea continuo o discreto! Coincido con mi admirado Stéphane Hessel al exigir el cumplimiento en tiempo real, para dejar de ser mito, que el demo lleve una vida digna, desde la indignación (antes que la resignación) con paciencia, confianza y valor.
También te puede interesar
Paisaje urbano
Eduardo Osborne
Prohibido dimitir
En tránsito
Eduardo Jordá
Pobres palestinos
Confabulario
Manuel Gregorio González
El ejército pausado
La colmena
Magdalena Trillo
Chiringuitos
Lo último