Mediocridad

Todos los vientos son desfavorables para nuestro Gobierno que se ve asediado desde dentro y desde fuera de toda suerte de acusaciones y sospechas. Sea el “malestar” y la “frustración” de sus aliados europeos por lo que se considera una rebeldía ante la OTAN. asegurando que “Arrastra los pies en el gasto de Defensa”, ya que se niega a superar el 2% de su inversión militar, en lo que no hace más que someterse a las imposiciones de sus aliados “progresistas” de coalición. Mantiene así su convenida y beneficiosa fidelidad– para él y para los partidos que le mantienen en el poder - mientras traiciona sus compromisos inalienables con sus socios europeos, posicionando a España en una situación poco honorable en materia de defensa.

Pero no acaban aquí las reprimendas europeas al Gobierno español. Los lectores podrán recodar como la semana pasada el Grupo de Estados contra la Corrupción del Consejo de Europa (GRECO) en una de sus principales conclusiones reprendía a España por no cumplir con las medidas anticorrupción para altos cargos. El aviso llega en un momento en que están al rojo vivo por casos ya denunciados y en trámite judicial, alertando además al ejecutivo español del incumplimiento de algunas de las 19 recomendaciones institucionalizadas y otras que cumple parcialmente.

Pero estas reprensiones no vienen sólo de fuera, también se le hacen al Gobierno aquí. El Tribunal Supremo amenaza al ejecutivo con multas si no adopta medidas sobre los menores inmigrantes en relación con su situación en Canarias, para lo que avisa con adopción de acciones correctivas. Y acusaciones sucesivas también del Tribunal de Cuentas de la UE relacionadas con la gestión de los fondos, especialmente los Next Generation, lo que ha demorado proyectos, falta de control en su distribución y errores financieros detectados.

Un cúmulo de reproches de una especial gravedad que evidencian una mediocridad en la gestión de un gobierno que, verdaderamente no gobierna, o depende de la decisión de un despreciable tránsfuga nacionalista, cuyos votos permiten la supervivencia de un ejecutivo agónico y terminal. Y todo ello soportando execrables ataques a las instituciones, jueces y prensa que defienden el Estado de Derecho.

stats