Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Merece la pena?
Muchas películas, por la precariedad de la situación cinematográfica en el sector de la exhibición, que en nuestra capital y provincia se acentúa por lo exiguo de los estrenos -la última semana sólo dos cuando fueron siete los presentados en España-, la ausencia de películas de calidad en las salas onubenses y la peculiar atonía en la asistencia a los cines locales, permanecen en cartel largo tiempo.
Pero es indudable, asimismo, que hay películas cuyo éxito es notable y coincide en su permanencia en las carteleras junto a las de otras ciudades. Uno de estos films es El médico (2013), una producción alemana con características muy similares en el cine histórico a las de origen estadounidense cuyo predicamento ha sido notable internacionalmente, aunque su nombre no figure entre los más celebrados a nivel competitivo en los grandes festivales que se celebran en el mundo.
El médico -cuando escribo esto se proyecta en dos salas-, ya lo escribíamos en su día en nuestra crítica, es el libro más conocido del escritor estadounidense Noah Gordon. Publicado en 1986, fue un best seller cuyas ventas batieron récords notables en todo el mundo -se vendieron 21 millones de ejemplares- y se considera todo un referente en la novela histórica. Es la primera parte de una trilogía que integran, además, Chamán y La doctora Cole. Extraña que tamaño éxito no se haya llevado hasta ahora a la pantalla, tal vez porque no lo fuera tanto en Estados Unidos como lo fue en Europa y explique así porque ha sido en Alemania donde se ha consumado su tránsito cinematográfico.
La película lleva once semanas en cartel -se estrenó el 25 de diciembre del pasado año- y es, como se conoce en el argot de los títulos taquilleros, un auténtico sleeper, ya que une a su permanencia en las salas el alto índice de recaudación, superando el millón de espectadores y más de siete millones de euros recaudados, algo por lo que tal vez nadie hubiera apostado cuando se estrenó ya que no disfrutó de esas campañas publicitarias de las que gozan las grandes producciones norteamericanas. Sobre todo tratándose de una producción alemana cuyo mercado en España resulta muy limitado.
Obvio resulta reconocer si evocamos la película que su realizador Philipp Stölzl ha tratado por todos los medios que el espectador tenga desde el primer momento la sensación de que está contemplando una de las grandes producciones de Hollywood, un cine clásico o tal vez mejor académico, una película de otros tiempos. Para ello ha cuidado esmeradamente la adaptación, la puesta en escena y la interpretación. En este capítulo de fundamental peso en la valoración de El médico es justo destacar la gran actuación de Tom Payne, que no pierde fuerza a lo largo del extenso metraje del film, proporcionando a su personaje toda la ternura y profundidad necesarias, así como dos excelentes veteranos: Ben Kingsley que encarna al sabio y erudito doctor, y Stellan Skarsgârd, que da vida a un gran tipo, solitario, gruñón e intransigente.
Película muy recomendable para amantes de la aventura épica al estilo antiguo. Retrata una época tenebrosa, el eterno conflicto entre la religión y la ciencia, el oscurantismo de la intolerancia, las luces del afán de saber y la investigación, desde los anales de la medicina contra los prejuicios de las religiones, la imposibilidad de un galeno de la época para profundizar en sus exploraciones anatómicas, la disección y el conocimiento profundo del cuerpos humano. Y a la vez los prejuicios morales, raciales, ideológicos y religiosos. Los problemas de la intransigencia y el fundamentalismo integrista de cualquier especie.
QUIROGA
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