tiempo de academia

fernando barranco molina

Académico de número de la Academia Iberoamericana de la Rábida

El marqués de Mulhacén

El pico Mulhacén es el punto más alto de la Península Ibérica. Se encuentra en Sierra Nevada, en la provincia de Granada. Y es el segundo de España después del Teide, en las Islas Canarias. El Mulhacén tiene una altitud de 3.478,6 metros, aunque le pasa lo mismo que al Everest, que cada vez que se mide arroja una cota diferente. Por eso a veces se le asigna una altura de 3.482,6 metros y otras de 3.479 metros. Los instrumentos de medida cada vez son más precisos y, aunque sean centímetros, hay variaciones entre una medida y otra.

Pero lo que poca gente sabe es que allí, en todo lo alto de ese pico, se produjo una de las epopeyas más importante de la historia de la topografía de nuestro país. Y el artífice de aquel acontecimiento fue don Carlos Ibáñez e Ibáñez de Ibero, que nació en 1825 en la ciudad de Barcelona. A finales del siglo XIX se estaba realizando, construyendo y observando la red geodésica nacional y había que hacer el enlace de Europa con África. Y fue don Carlos Ibáñez el ingeniero autor del proyecto y el encargado de la ejecución del mismo.

Para definir y explicar qué es una red geodésica, nada mejor que recordar la definición que el ilustre matemático don Julio Rey Pastor dio: "Una triangulación geodésica es el armazón de un mapa, es su sostén y su esqueleto". Pues bien, hasta que esto no se realizó, no se hicieron mapas en España con rigor científico. Y esto sucede cuando a finales del siglo XIX se funda el Instituto Geográfico y Estadístico, luego llamado Instituto Geográfico y Catastral, y hoy Instituto Geográfico Nacional, cuyo promotor y primer director fue el general Ibáñez e Ibáñez de Ibero.

Para confeccionarla se eligieron cuatro putos elevados, dos de ellos en España, siendo uno el propio Mulhacén, el cual que conozco, desde muy cerca, aunque nunca tuve la oportunidad de subir. El otro, también muy alto, fue el llamado la Tetica de Bacares, de 2.080 metros de altitud, que es una colina muy elevada y bonita en la sierra de los Filabres, en la provincia de Almería. Se trata de un vértice que conozco bien, ya que tuve la suerte de trabajar confeccionando el plano fotogramétrico del cauce del rio Almanzora. Y para ello tuve que subir a la Tetica de Bacares para hacer las observaciones de mi triangulación.

Y en la parte africana se eligieron dos colinas en Argelia, las llamadas Filhaoussen y M'Sabiha. Así, una vez determinados los cuatro vértices en verano de 1878, se procedió a realizar las primeras observaciones. Pero previamente, en la parte española, el Ejército de Tierra, con más de 500 soldados y con sus jefes y oficiales, se encargó de preparar los caminos para poder subir y tener acceso a los vértices para construir barracas en ambos lugares, 7 en Mulhacén y 2 en la Tetica, porque había que albergar durante varios meses a muchas personas que iban a participar en el proyecto: soldados, obreros, topógrafos, científicos e ingenieros, todos ellos dirigidos por el ya nombrado don Carlos Ibáñez.

Fue muy penosa y larga la estancia allí, las barracas estaban llenas de personas sin poder salir, ya que el frío era intenso, los vientos fuertes y las nevadas grandes. E incluso los rayos destrozaron gran parte del instrumental. Además, hubo muchos accidentes, con animales y vehículos despeñados. Por todo ello, muchos de los obreros abandonaron el lugar huyendo al no soportar aquellas inclemencias del tiempo que, además, hizo que muchos enfermaran.

Por si fuera poco, ni una sola visual ni medida de ángulos pudo hacerse de día, se hicieron de noche, con la ayuda de potentes luces. Aún hoy quedan restos de aquellas barracas, a pesar de haber pasado más de un siglo. Pero por fin, después de tanto esfuerzo, se pudo realizar el enlace entre España y Argelia, constituyendo así un auténtico éxito de la ingeniería española. Esta hazaña científica dio origen a que la Reina Regente María Cristina nombrase a Don Carlos Ibáñez e Ibáñez de Ibero con el título de Marqués de Mulhacén.

Pero ¿quién fue el Marqués de Mulhacén? Sin lugar a dudas fue un personaje legendario, autor de la hazaña heroica más importante de historia de la topografía nacional y con un importante reconocimiento internacional. Con solo 28 años de edad ascendió a coronel de Ingenieros, fue nombrado miembro de la Comisión del Mapa Geológico de España e ingresó en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Además, perteneció a muchas comisiones internacionales, dirigió la medición de la base suiza de Aarberg y el Rey Alfonso XII le ascendió a mariscal de campo, alta graduación militar.

Sin embargo, hubo un periodista llamado Antonio Valbuena que hizo muchas denuncias contra él en la prensa y su vida privada y su reputación personal se vino abajo. Estas denuncias hablaban de malversaciones y hasta de detalles de su bigamia, lo que provocó un tremendo escándalo que llevó a que se le suprimiera por decreto el título nobiliario de Marqués de Mulhacén que le había sido concedido años antes. El hijo de su segunda esposa, Carlos Ibáñez Grandchamp, reclamó el título y le fue denegado, pero él siguió utilizándolo en todos sus escritos y publicaciones. Posteriormente, los herederos siguieron luchando porque se les reconociera el título, hasta que por fin lo consiguió el nieto del general Ibáñez, don Carlos Willemin e Ibáñez de Ibero, en el año 1993.

Hoy su recuerdo permanece en Madrid, ya que una céntrica calle lleva su nombre, precisamente donde se encuentra ubicado el majestuoso edificio del Instituto Geográfico Nacional que él fundó y donde este que les escribe esta breve reseña se formó topográficamente.

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