
En tránsito
Eduardo Jordá
Un final shakesperiano
En su primera comparecencia ante los corresponsales de prensa acreditados en Roma con motivo de la elección del Papa, León XIV, además de pedir la liberación de los periodistas encarcelados, defendió “el precioso don de la libertad de prensa”. Resulta increíble que a estas alturas los comunicadores tengamos que seguir reivindicando un derecho que afecta tanto a los profesionales de la información como a la ciudadanía, que, por su bien, debe estar debidamente informada. Por unas y otras circunstancias mucho se ha hablado estos días de la libertad de expresión y de las responsabilidades del periodismo local. Al respecto la Asociación de la Prensa y el Colegio Profesional de Periodistas de Huelva, publicaba una nota reivindicando la importancia de este periodismo y la información de servicio público en situaciones de crisis y valoran y apoyan la valentía de aquellos profesionales y medios que se plantan ante las restricciones o amenazas a su libertad de expresión. En este sentido, se suman al recordatorio de la UNESCO por el Día Mundial de la Libertad de Prensa sobre “la necesidad de los gobiernos de respetar su compromiso con la libertad de prensa” y piden a la profesión “una reflexión sincera sobre cuestiones relacionadas con la libertad de prensa y la ética profesional”.
En la actual circunstancia políticamente agónica que vive España, con un gobierno que adueñado de los instrumentos que garantizan el equilibrio del poder, obstruye la independencia judicial, laminando el control del ejecutivo, con el intolerable desprecio al pueblo español, representado constitucionalmente en el Congreso de los Diputados, la publicación de unos whatsapps en los que el presidente critica e insulta a sus propios ministros y compañeros de partido, faltándoles al respeto de la manera más despectiva, lo que da idea de su categoría personal, nos hace pensar que si esa es su actitud ante los suyos ¿qué consideración ha de merecer al ciudadano honrado y coherente?
Con un gobierno que no gobierna, ni afronta inversiones que tanto necesita el país, un Congreso de los Diputados maniatado, que no puede debatir los temas más transcendentales para la nación, acuciado por tramas de corrupción, con el desprecio de un ejecutivo que nunca contesta a las preguntas que se le plantean, sólo los medios informativos libres exponen nítidamente la evidencia de una autocracia que cada día pone más en peligro nuestra supervivencia democrática. La prensa libre sabe que su credibilidad radica en su libertad de expresión, sin compromisos ni prebendas, ajeno a las ataduras del poder. En ese ejercicio de liberación invocaríamos de nuevo las palabras de León XIV en su discurso a los periodistas, reafirmando “la valentía de quienes defienden la dignidad, la justicia y el derecho de los pueblos a estar informados, porque solo los pueblos informados pueden tomar decisiones libres”.
Dice mi hijo David que a los españoles les chiflan los “santos y los malvados”. Ahí lo dejo…
También te puede interesar
Lo último