Antonio Mazo

¿La juego o la parto?

Tribuna

LA posesión debe tener un fin. Tocar por tocar para decir que tuvimos el balón un 68 % y perder tres a cero como en Santander, no. Si los cuatro de atrás se pasan cien veces la pelota, el juego se hace lento y previsible. Eso parece que ha ido cambiando, sobre todo en casa, donde Barjuan decidió minimizar riesgos suicidas en la trasera, a costa de perder gran parte del control en los partidos. No es este el Recre del pasado con extremos pegados a la banda sino que ahora van hacia adentro. Con tal dibujo pretende que el jugador encare entre el centro del campo y el ataque. Hasta que te cogen el truco. El Almería abrió la senda. Desde entonces, y va para tres meses, no hay forma de ganar un partido en el Nuevo Colombino. Menos mal que el fuerte y sorpresivo tirón inicial casero proporcionó un buen saco de puntos. Si se le suman tres buenos arreones fuera con los filiales y el Córdoba, donde entre tener el balón, ser directos en contragolpes y mezclar ambas cosas, se ha fabricado el confortable colchón sobre la zona roja. Para mí que esta cierta desazón actual no es por insatisfacción clasificatoria, sino más bien porque, a sabiendas de límites económicos y deportivos, a poco que se clarifique la identidad futbolística, unos ven que el listón del play-off puede no quedar tan alto y otros temen el desplome. También porque la reeducación propuesta por el míster choca algo, bastante o demasiado con algunos jugadores más propensos desde su inculcada crianza y luego madurez, a la exhortación, la fuerza y la contundencia que al sistema, la partitura y la idiosincrasia barjuanesca, es decir, el estilo mantenido e innegociable. Lo del gol encajado el otro día entre Cifu y Borja, Matamala cayendo continuamente por la banda o el discernimiento de un atribulado Manolo Martínez - ¿la juego o la parto? - son estampas de ello. Tal vez sea esto -y mayormente como locales- ese temor a decepcionar dentro del modelo o una sensibilidad excesiva por el mismo, den alguna clave de estas pequeñas tormentas alrededor del Decano.

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