Hitos desaparecidos (I)

Son varios los cronistas onubenses que, en un afán de humorística protesta, manifestaron el merecimiento de nuestra ciudad a elevar un monumento “a la piqueta”, como símbolo destructor del pasado. Y es que las cosas fueron así durante mucho tiempo, quizás por esta certera razón en Huelva conservamos pocos recuerdos de carácter históricos o de tradición local de otros tiempos.

Como vecino de la plaza de la Merced, siempre me interesó su historia y las leyendas que se contaban de sus alrededores, así como sus cabezos y narraciones de hechos sucedido alrededor de ellos. Me encantaba descubrir escritos donde se hablara de la Puerta del Sol de Huelva, que pocos conocían y que recibía su nombre de los marineros que, en las noches, al venir de la faena diaria, veían la luz de un farol colgado encima de ella. La citada Puerta estaba situada en el muro trasero de la iglesia de San Pedro y que por su altura se transformaba en lo que podíamos llamar un faro de orientación de aquel pequeño pueblo que era nuestra ciudad. El farol estuvo hasta finales del siglo XIX, y mi abuela me contaba haberlo visto desde la Vega Larga a la altura de lo que hoy sería San José esquina con La Palma. Esta puerta trasera de la parroquia arciprestal existió hasta bien entrado el siglo XX y desde ella se divisaba una panorámica impresionante de la ría del Odiel, la marisma y las zonas del Molino de la Vega, el puerto y los terrenos circundantes. La Puerta del Sol. Un lugar olvidado del ayer.

Otro, que muchos conocerán, es la Cruz de los Ángeles, que tantos años nos ha acompañado en la explanada del Santuario de la Cinta. Esta Cruz de hierro, fue llevada a este devoto lugar desde la zona baja de la ciudad, y en ella acostumbraban a amarrar las barcas de los pescadores. La Cruz estaba en La Placeta, hoy centro neurálgico comercial de la ciudad. No es de extrañar que el agua, en el siglo XIX, llegara a esa zona, y que alguna de sus calles fueran orillas marismeñas, como la conocida calle de las Bocas, que por algo se la denominaba así.

Huelva está llena de recuerdos sencillos, queridos, tradicionales, que para quienes la amamos tanto tienen un significado especial, entrañable, modesto y popular. Seguiremos recordando, en este paréntesis veraniego que llega, algunos latidos de nuestro corazón onubense, siempre vivo en su pasado, aunque él desapareciera.

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