El Malacate

Javier Ronchel

jaronchel@huelvainformacion.es

El gran valor del INTA en Huelva

La extraordinaria base del Arenosillo, el CEUS y el lanzamiento del Miura 1 deben tener ya reflejo en la provincia con una industria e investigación que generen riqueza económica La oportunidad en el fracaso de Huelva

El gran valor del INTA en Huelva

El gran valor del INTA en Huelva

EN unos días va a llegar a Huelva el equipo de la empresa PLD Space con su prototipo estrella, el Miura 1, el primer cohete espacial desarrollado en España. El valor de esta nave está en ser la primera en Europa que será reutilizable: despegará con su carga, completará su misión y volverá a tierra para en otro momento repetir el ciclo. Pero ante todo destaca porque su diseño, su desarrollo, la mecánica y la tecnología, su fabricación y el capital son 100% españoles, lo que llevará a nuestro país a la vanguardia aeroespacial internacional.

Lo que hace más cercano este hito para nosotros, al margen de lo que ya supone para la ciencia española, es que su primer vuelo, el más importante, del que dependerá el éxito de esta innovación y su viabilidad, se realizará aquí, en Moguer, en las instalaciones del INTA. Porque El Arenosillo es el único lugar de España, quizá de Europa, donde puede volar un artefacto de estas características; una singularidad que hace de Huelva, hace años, un enclave fundamental para la investigación aeroespacial europea. Tal cual, sin exageraciones ni autocondescendencia provinciana.

El Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) se creó en España hace más de 75 años y fue en 1966 cuando encontró en Huelva, en la costa oriental, a diez kilómetros de Mazagón, el mejor sitio para colocar una base, en lo que hoy se llama CEDEA, el Centro de Experimentación de El Arenosillo. No fue casual ni caprichoso que allí se instalara. Fueron técnicos de la NASA los que directamente aconsejaron esta ubicación por encontrarse en el mismo paralelo de Cabo Cañaveral, el punto de lanzamiento de las misiones espaciales de Estados Unidos. Querían los norteamericanos un lugar en Europa donde controlar las condiciones atmosféricas en la preparación de los vuelos Apolo, y fue así como, con formación e instrumentación estadounidenses, empezó a funcionar la base de El Arenosillo del INTA, con sondeos, pruebas y ensayos con cohetes, que han traído a Huelva durante décadas a los mejores técnicos e investigadores aerospaciales de Europa. Ningún otro espacio aéreo cerrado a la navegación como éste, en altura, más allá de donde el cielo deja de ser azul, y en superficie, con toda una zona de seguridad de varios miles de kilómetros cuadrados en el mar.

Aunque hace años que dejaron de lanzarse cohetes a las capas más altas de la atmósfera, como ahora va a recuperar el Miura 1, el INTA ha seguido realizando un trabajo importantísimo en Moguer, de un excepcional valor pero demasiado desconocido en España y en la propia provincia de Huelva.

El coronel del Ejército del Aire Carlos Maestro dirige el CEDEA hace cinco años. Es un hombre de acción, curtido en misiones por todo el mundo, que hace décadas volaba en su helicóptero también para recoger alguno de los globos atmosféricos o cohetes que se lanzaban desde El Arenosillo. Le duele, con razón, que no se conozca todo cuanto se hace en estas instalaciones, que es mucho y sobresaliente, en investigación de fuentes de energía, en controles atmosféricos, en vigilancia y seguimiento aerospacial, y en ensayos con misiles y aeronaves no tripuladas. Y con tecnología completamente puntera, con personal altamente cualificado y empresas y organismos nacionales e internacionales que eligen Huelva como base de operaciones para las pruebas de sus prototipos. Muy poco se sabe de todo ello y, por justicia, por reconocimiento al despliegue tecnológico y humano hecho y por el inmenso valor de todo lo que hacen, es necesario que sea divulgado.

Ahora van a tener un excepcional aliado en el CEUS, el Centro de Ensayos de Sistemas No Tripulados que se construye siguiendo los plazos muy cerca de allí. Cuando entre en funcionamiento a finales de año, el INTA dará un paso más, clave para el desarrollo de la mejor tecnología aeronáutica mundial. Porque los mismos vuelos que ahora se prueban en el CEDEA con lanzamientos desde plataforma, pronto se harán desde una pista, con aviones no tripulados, que son el futuro/presente de la aviación militar y civil en el mundo. Y El Arenosillo, en Huelva, será el punto clave, el de encuentro de todo el sector en Europa, como en los años 70 y 80, por sus condiciones únicas para la experimentación. Ya hay acuerdos muy importantes, de máximo nivel, que se van a cerrar en breve. Es la realidad que ya está aquí, en documentos por ahora, ocupando hangares y pistas en sólo diez meses.

Pero con la inminente apertura del CEUS, un CEDEA muy vivo, en plenitud de actividad, y un cohete espacial español listo para ser lanzado aquí en apenas 20 días, Huelva peca de estar distraída, aletargada. Dormida.

En este tiempo se echa en falta que la Administración se haya movido para conocer las necesidades reales e inmediatas del sector, alineadas con las potenciales ventajas de desarrollarse en esta provincia, y ofrecer para ello suelo, licencias, exenciones fiscales y facilidades administrativas de todo tipo para que compañías aeronáuticas y tecnológicas se instalen aquí con todas las comodidades, si acaso para la investigación y el ensamblaje de prototipos a probar luego en El Arenosillo. Aquí mismo.

El empresariado también debe recuperar el brío que tuvo para contribuir a salvar el CEUS y promover en Huelva industrias auxiliares centradas en el sector tecnológico aeronáutico y aerospacial. Y ejercer de puente para atraer inversores privados necesarios, aliarse con la Universidad de Huelva y con los poderes públicos para desarrollar un tejido industrial asociado a un sector con extraordinario futuro, ligado fuertemente a Huelva por El Arenosillo, aprovechando su gran proyección como fuente de empleo y de riqueza económica para el territorio.

No hablamos de una sede administrativa como la Agencia Espacial Española sino de algo más tangible, totalmente alcanzable, real, que depende de una voluntad decidida para facilitar y propiciar que las instalaciones del CEUS o los ensayos de cohetes espaciales en el CEDEA no vengan solos. Como en todo, hay que ser ambiciosos, prácticos y activos, sin esperar ayuda externa, sin excusas, sólo con el convencimiento de que es una oportunidad (otra, y muy muy buena) que no se puede escapar. Sólo así tendrá sentido para nosotros que el CEUS y el INTA estén en Huelva, y no para presumir de instalaciones en conversaciones de bar, entre lamentos por lo que nos quitan y nunca nos dan. Realmente por lo que no sabemos aprovechar y dejamos escapar nosotros mismos.

Quizá quienes crecimos soñando con el cosmos por Carl Sagan y fantaseando con montar en el Columbia destino a Plutón, el hecho de tenerlo tan cerca, sólo levantando la vista en las noches estrelladas entre los acantilados del Asperillo, hace que lo queramos tocar con las manos, sentirlo tangible, real y nuestro. Nunca el cielo ha estado tan cerca de España y de Huelva, y esa puerta que abre el Miura 1, y que dejará de par en par el CEUS, debe ser (tiene que ser) la que lleve a esta tierra a abrazarse a la ciencia, a la investigación y a la industria aeronáutica como vía de desarrollo totalmente viable. Nos lo están poniendo en bandeja. Sólo hay que tener voluntad, ambición y actuar. Y ya estamos tardando.

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