¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
La nueva España flemática
Alos hombres, las canas les hacen interesantes; a las mujeres, nos envejecen. Lo podemos debatir, nos podemos cabrear y nos puede indignar, pero hay muy pocas excepciones que contradigan la inapelable realidad de los genes. Ahí están George Clooney, Pierce Brosnan o Richard Gere como iconos globales del atractivo senior. A escala nacional, hasta pareciera que el rey Felipe gana monárquicos a medida que cumple años y, en nuestro lado (el de las chicas maduritas), basta con echar un ojo a nuestro alrededor y observar la frecuencia (in crescendo) con que nos tenemos que refugiar en la peluquería.
Pues ahora resulta que al Ejército norteamericano le sobran gordos y barbudos. ¡Bien! Podría compadecerme de ellos pero, por una vez, me voy a alegrar de que sea la estética masculina la que se convierte en polémica. Cientos de generales estadounidenses se han reunido este martes en Quantico (Virginia) en una misteriosa convocatoria realizada por el jefe del Pentágono Pete Hegseth en la que ha anunciado la reconversión del Departamento de Defensa en el de “Guerra” (con una arenga a combatir “una invasión interior”) y se ha proclamado una nueva cultura de la imagen: “Nada de barbas, pelo largo o expresiones individuales superficiales. Vamos a cortarnos el pelo, afeitar nuestras barbas y cumplir con los estándares. Sinceramente, es agotador ver nuestras formaciones de combate y ver soldados gordos”. Efectivamente, quién no prefiere rendirse ante Clint Eastwood en Cartas desde Iwo Jima y enamorarse de un marine en Oficial y Caballero.
Pero es curioso lo arraigados e invisibles que tenemos clichés y estereotipos. En formato micro, tal vez, pero duele. Este fin de semana me he asustado de mí misma. Primer día de la Ryder Cup en Nueva York y casi me echan de casa: Jon Rahm, el León de Barrika, ha sido clave en la victoria europea (le habrá dolido, y mucho, a Donald Trump) pero, entre su barba indómita y su pasaporte de flirteo con los saudíes, se me ocurre decir: “En clase turista, no se libraría de un control de seguridad en el John F. Kennedy”. Los chistes no son lo mío, lo sé, y diré en mi defensa que creo que me vine arriba con el lamentable equipamiento de golf que este año ha firmado la marca de lujo italiana Loro Piana. Lo sigo pensando (para qué mentirles y mentirme), aunque me arrepiento de decirlo en alto. ¡Cómo iba yo a saber la que se estaba preparando contra gordos y barbudos!
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