El día del orgullo zombi

Los menores españoles se tiran una media de cuatro horas diarias pegados a las pantallas de sus móviles

Zombies.

Zombies. / M. G.

La primera vez que vi a un zombi me cagué de miedo, lo que por otra parte era lo más normal del mundo si tenías diez años y no habías visto algo así en tu vida. La peli, en blanco y negro y en la tele, los mostraba sin mucho alarde: los andares trastabillaos, los brazos ligeramente levantados, cabecitas con extraños movimientos espasmódicos, muy mala cara y algún gemido suelto, para que se notara que no podían ni hablar de lo muertos que estaban. Aquella fue la primera de la larga ristra de películas, series, novelas, tebeos e historias de zombis que la siguieron, que la han seguido, hasta hoy. La noche de los muertos vivientes, que así se llamaba la peli, estaba dirigida por un perfecto desconocido hasta entonces: George A. Romero, a quien hoy en día se le atribuye la paternidad de los monstruitos en cuestión y cuyo cumpleaños, el 4 de febrero (o sea, antié), celebran cada año los fans del género.

La cosa es que precisamente el lunes, en el mismísimo Día del orgullo zombi, cosas de la vida, me topé con un informe que me puso los pelos de punta. Que me dio más miedo que aquella película de los setenta. Más que cruzarme con Negan en un callejón. Más que pasar la noche en los laboratorios de la Corporación Umbrella o en compañía de Ash en una cabaña en medio del bosque.

Me dio miedo y no fue por los monstruos que venían, sino por los que vendrán. Por los monstruos en que llegaremos a convertirnos si el panorama sigue, y tiene toda la pinta de que seguirá, la inercia creciente de unos datos que producen escalofríos. Resulta que los niños españoles se pasaron, cada uno, 24 días del año 2023 mirando Tiktok. 24 días, con todas sus noches, perdidos en un limbo algorítmico de vídeos cortos. En concreto, los niños pasan 94 minutos de media cada día en la red social china, pero es que además usan Instagram durante 71 minutos, y 44 lo gastan viendo Youtube, 23 en Facebook… y así hasta los 6 minutitos que emplean en las apps educativas. En total, los menores españoles se tiran una media de cuatro horas diarias pegados a las pantallas de sus móviles o tablets, lo que, calculadora en mano, suma 60 días al año. Dos meses perdidos, chas, como si no hubieran pasado. Hay películas de terror con argumentos parecidos, así que no me digan que no es para tener miedo. Pero es que hay más razones. El abuso de las redes sociales está relacionado con problemas de salud mental como la ansiedad, el insomnio y la desconexión con la realidad, y aunque es verdad que afectan a todos, se ceban especialmente con los niños, que presentan cada vez más problemas de autoestima, adicción y depresión. Lo sabemos, por supuesto, y sin embargo preferimos (nosotros, los adultos) mirar para otro lado. Nos quedamos con la opción cómoda de dejarles el móvil para que nos dejen en paz, porque estamos muy ocupados, porque nos molestan o porque estamos inmersos en nuestra propia dependencia de unos aparatos que, sin darnos cuenta, nos están convirtiendo, a todos, en unos atontados y tristes zombis.

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