
Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Siluetas
Enhebrando
Se confirma: se acabó el verano. A los hechos me remito, y no es por estas lluvias que nos ha traído un huracán llamado Danielle desde el Atlántico; hace unos días fuimos con nuestros hijos a comprar los materiales que sus nuevos tutores nos habían mandado con una comunicación mediante iPasen. Lápices de tal modelo, cajas de rotuladores de tantas unidades, bolígrafos, cuadernos A5, cuadernos A4, tapa dura, tapa blanda, dos líneas, cuadrícula de 5x5, goma eva, carpetas de acordeón con gomillas, cartulinas, témperas, sacapuntas y no sé cuántos artículos más. Un desfalco para cualquier cuenta bancaria a principios de septiembre, que más que a una cuesta empieza a parecerse a la pared de un rocódromo, y una algarabía para ellos, que andaban como locos eligiendo sus colores favoritos en cada producto, toqueteando y queriéndose llevar cualquier producto llamativo a sus infantiles ojos.
La tarde del domingo fue para organizar los estuches, poner nombres en los materiales, recolocar cada mochila, previamente pasada por la lavadora, en el carrito, y enfilar los horarios que impone curso escolar con sus correspondientes extraescolares.
Las mochilas han vuelto a su desfile matutino. Hemos repetido el ritual de la fotografía del primer día de curso, en el mismo lugar para comparar cómo las facciones se agrandan, cómo empujamos el tiempo casi sin darnos cuenta. En sus rostros se dibuja una sonrisa de colegiales ansiosos de reencontrarse con sus amigas y amigos, descubrir la ubicación de su nueva clase, sus nuevos docentes, lo que les deparará estar un curso más arriba. La escuela, ese lugar para la socialización, para confrontar lo heterogéneo de otras vidas, para los primeros amores y también para el aprendizaje entre libros.
Desde mi infancia, el inicio de curso marca la real organización del calendario, de septiembre a agosto en lugar de la preestablecida de enero a diciembre. Y así me toca estrenar agenda, desprecintando las semanas y meses desde septiembre. Nuestros hijos no lo saben, pero estos días serán olvido y serán eternos. ¿Qué aprendí yo en 5º? ¿Cuándo di los ríos de España? ¿Las raíces cuadradas se dan en Primaria? Pero me cruzo con profesores y compañeros de pupitre por las calles y los recuerdo a todos con un afecto inusitado. Quizás toda la pompa que le damos a estos inicios de curso sea un esfuerzo por honrar y rememorar los nuestros. La cuestión es que esto ya ha empezado y han vuelto a su rutina, como dijera Alberti, los ángeles colegiales.
También te puede interesar
Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Siluetas
Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Re-Conquest
Crónica personal
Pilar Cernuda
Nueva farsa ante el cupo catalán
Cambio de sentido
Carmen Camacho
No cuela
Lo último