Monticello
Víctor J. Vázquez
Más allá de la corrupción
Mientras en países como Marruecos, Nepal, Indonesia o Perú los jóvenes de la llamada Generación Z protagonizan revueltas contra sus respectivos gobiernos, la reforma de las pensiones o a favor de la educación o la sanidad públicas, en Europa y en Estados Unidos, muchas encuestas señalan a esta generación como la artífice del auge de la extrema derecha.
Al otro lado del Estrecho de Gibraltar, sin ir más lejos, los jóvenes no han aguantado el derroche en estadios de fútbol para la celebración del Mundial mientras se les dice que no hay dinero para educación o sanidad, y protagonizan estos días una revuelta contra el régimen del sátrapa Mohamed VI.
Mientras, en este lado del Estrecho, el grupo sociológico de los jóvenes (en masculino), fue, en gran medida, el que llevó al parlamento europeo al estafador, provocador y fascista líder de ¡Se Acabo la Fiesta! (¡SALF!), es el que más apoya los discursos de los partidos fascistas contra los avances feministas, en contra de la clase obrera, contra la Agenda 2030, contra los inmigrantes o contra las políticas climáticas y es el que manifiesta más «nostalgia» hacia los tiempos de la criminal dictadura de Franco.
Hace unos días escuchaba una explicación sobre este viraje ideológico de la juventud que me pareció plausible: Ellos estudian menos que ellas. Las consecuencias de esto son varias. La primera: son mucho más permeables a la desinformación y más vulnerables a la manipulación. La segunda: sienten amenazados los privilegios, que la cultura heteropatriarcal en la que fueron criados les dijo que tenían, al ver como ellas acceden con más facilidad a puestos con más prestigio social, mejor remunerados...
Podría entenderse que este mismo razonamiento se extiende hacia los migrantes, que demuestran, de manera habitual, mucho más empeño en trabajar y no dar por sentado que van a tener por delante lentejas, vivienda, ropa y WI-FI, lo que les convierte, para «nuestros» jóvenes, en una amenaza. A partir de ahí, el combo es inevitable: si eres machista y racista, ¿por qué no apuntarse a las tesis negacionistas?
Ojalá nuestros jóvenes aprendieran de sus coetáneos marroquís y se dieran cuenta de que no son sus compañeras, vecinas, amigas… las que amenazan su futuro y sí la especulación, la manipulación y, sobre todo, el tándem capitalismo-fascismo.
También te puede interesar
Monticello
Víctor J. Vázquez
Más allá de la corrupción
La ciudad y los días
Carlos Colón
Nacimientos y ayatolás laicistas
Brindis al sol
Alberto González Troyano
Mejor por escrito
Crónica personal
Pilar Cernuda
La pregunta que más se escucha
Lo último