
Monticello
Víctor J. Vázquez
Un país no acordado
Crónicas levantiscas
Contaba César González Ruano, que tenía una pluma tan malvada como prolífica, que en casa de Rafael Sánchez Mazas todos hablaban mal de todos y todos tenían razón. Ruano y Mazas habían coincidido en Roma y Berlín, las capitales fascistas de la Europa anterior a la Segunda Guerra Mundial donde al segundo de ellos desarrolló el ardor guerrero y poético que desembocaría en la Falange. Ruano tuvo una trayectoria más clásica, desde la izquierda hasta las extremas derechas sin pasar por el centro para terminar por forjar un columnista vividor y con mayúsculas que dejó más de 30.000 artículos publicados.
A la izquierda del PSOE todos hablan mal de todos y puede que todos tengan razón. Antonio Maíllo ejerce la paz con paciencia franciscana en un ecosistema donde no hay herbívoros y todos quieren ser depredadores. Podemos Madrid –Podemos Galapagar, para que nos entendamos– no quiere repetir la fórmula de Por Andalucía, que ha quedado encapsulada en el Parlamento autonómico como un modelo a seguir a nivel federal. Aunque casi no se hablen entre ellos, allí coexisten juntos los de Podemos, Sumar y la vieja Izquierda Unida, que es la que de verdad tiene la organización territorial en Andalucía. María Jesús Montero, que viene de ese mundo pero de las bases cristianas, también muy franciscanas, aspira a beber de ese electorado, pero necesita operativo a un Por Andalucía que consiga sacar de su casa a ese votante de izquierdas que nunca lo hará por el PSOE.
Adelante Andalucía, el partido de Teresa Rodríguez, está liderado en el Parlamento por José Ignacio García. Nunca se ha visto a nadie exprimir tanto dos únicos escaños, pero la hoja de ruta de quienes se definen como nacionalistas de izquierdas no pasa por volver a la casa común, sino por probar suerte en unas elecciones generales para emular lo que hoy es el BNG en Galicia, Compromís en Valencia o Bildu en el País Vasco y es que, a pesar de su terrible pasado, son estos tipos quienes se están llevando el voto de los jóvenes que ven al PNV como el partido de siempre. Adelante quiere ir solo, debe ser el gen atomista de la izquierda.
Compromís se ha roto, algunos de sus diputados amenazan con marcharse al grupo mixto. La parte más valencianista no acepta que Sumar haya votado en contra de la comparecencia de Pedro Sánchez en la comisión de investigación que se abrirá en el Congreso sobre la dana. Hay un enfado monumental con Yolanda Díaz, de quien, como en la casa de Sánchez Mazas, todos hablan mal y, posiblemente, todos tengan razón.
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