Un burro volando

"Todavía puedo oír cómo se restregaban algunos las manos con el aterrizaje forzoso que el nuevo presidente del Recre se hizo en La Maestranza"

Un burro volando
Un burro volando

21 de mayo 2025 - 03:05

Quizás ustedes no lo sepan, o a lo mejor nunca se lo han preguntado, pero fue el poeta romano Décimo Junio Juvenal el primero en darse cuenta, hace veinte siglos, de que todos los gobernantes aprovechan en su favor cierto hábito que tiene el populacho en distraerse con cosas menores, por muy importante que sea todo lo demás que pase a su alrededor. Con su panem et circenses, el tipo le puso nombre a una maniobra tan vieja como el propio ser humano pero que, sin embargo, sigue siendo tan efectiva ahora como lo fue entonces, y si no me creen piensen en la de años que nos estuvieron engañando de chicos con lo de “mira un burro volando”.

La de la distracción es una maniobra de primero de maquiavelismo político, que muchas veces se orquesta y otras, las menos, vienen dadas de pura suerte. Luego está el talento que cada cual tenga para aprovecharlo, y convendrán conmigo en que, en eso, el presidente del Gobierno no tiene rival. Les diría incluso que lo suyo roza lo sobrenatural, la intervención divina. Miren, por ejemplo, lo del apagón. Imputan al hermano por el asunto del enchufe en la Diputación de Badajoz y va y saltan los plomos no de La Moncloa ni los de la tele o el juzgado de turno, no, sino que nos quedamos sin luz a lo grande, en dos países enteros, que ya hay que tener potra para que te venga un problema tan gordo que en un mes ya no se hable de otra cosa. Es verdad que tiene poco mérito, porque al fin y al cabo aquello le cayó del cielo. Donde sí que se le ha visto de verdad la habilidad ha sido con lo de los WhatsApp de El Mundo, una herida que ha tenido la destreza de tapar aprovechando un trapito que pasaba por allí. Con lo de Melody, Israel y Eurovisión, Sánchez nos ha dado no solo un tema tonto del que hablar, sino también un enemigo común. Y contra eso, amigos, no hay quien compita.

Aquí, en lo doméstico, también cuecen habas. Todavía puedo oír cómo se restregaban algunos las manos con el aterrizaje forzoso que el nuevo presidente del Recre se hizo en La Maestranza, donde tomó la alternativa, por la puerta grande, con una metedura de pata colosal que le ha servido a más de uno para jugar al despiste dejando que él solito se coma el marrón de un descenso que prácticamente le ha venido dado por la pésima gestión de los anteriores dirigentes del Decano, que, por cierto (ese es otro deporte nacional) ni siquiera han sido capaces de hacer el más mínimo ejercicio de autocrítica, que tiene narices que haya pedido más veces perdón el que acaba de llegar que estos otros en dos años de gestión fracasada.

De todas formas, yo, qué quieren que les diga, parto de la base de que nadie quiere esta situación para el Recre, así que les pediría a todos que dejen de señalar burros voladores para expiar culpas y despistar, porque nada debería distraernos ahora de lo que verdaderamente importa: trabajar, con seriedad, transparencia y humildad, para reconstruir entre todos un club que cierra al fin, eso quiero pensar, la etapa más fea de su bonita y larga historia. Si se consigue, si lo conseguimos, les juro que yo mismo llevaré al presidente (al del Recre) a La Maestranza para sacarlo a hombros por la Puerta del Príncipe. Oreja y rabo.

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