La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Los bares son el nuevo poder fáctico

El Gobierno ha dado marcha atrás ante la primera presión, lo cual no es una buena noticia. De padres débiles, hijos descarriados

Con tanto ruido de bares y con tanto tomar café después de las seis de la tarde con riesgo de tener los ojos como un búho por la noche, nos hemos quedado con una Andalucía donde pareciera que sólo hay tabernas. La hostelería es el nuevo poder fáctico que pega el zapatazo y pone firmes a los barandas de San Telmo. Tan tranquilo es el Gobierno andaluz, tan neomoderado es el presidente, tan saleroso en las formas resulta el consejero de Sanidad, que a la mínima se nos han asustado. ¡Paso atrás! Y ya están los bares abiertos por la tarde cuando sólo una semana antes el objetivo era que nos fuéramos a casa a las seis de la tarde, cuando la jornada anterior a la rectificación el propio presidente defendía las medidas en el Parlamento. Los bares en Andalucía son instituciones, poderes fácticos, templos laicos que a ver quién tiene redaños de profanarlos. ¡Que hermandades ni qué puñetas! Aquí ha quedado claro quiénes mandan. Todo te lo consiento, Moreno, menos que me toques los bares. Puedes suspender las ferias, las procesiones de Semana Santa, las atracciones, los gimnasios, los teatros, los cines... Pero jamás pueden cesar las máquinas del café que pone a la gente a funcionar, ni los tiradores de cerveza que ponen a la gente contenta, ni los latigazos de destilados que ponen a la gente... fuera de la realidad. Tengas bares y te atrevas a cerrarlos. Alemania cierra la hostelería, Cataluña les deja abrir un ratito por la mañana, un ratito a mediodía y nada por la noche, pero Andalucía abre el grifo. Bares, qué lugares. Andalucía está como en tiempos de los socialistas. Tan imparable que en una semana ha logrado mejorar tanto las cifras de la pandemia que podemos tener los bares abiertos de seis a ocho de la tarde. Sin copas, pero con milhoja. El Gobierno que demostró una capacidad de diagnóstico certera al detectar que el problema estaba en el alcohol, es el mismo que ha exhibido una tremenda debilidad al ceder ante el sector más radical de los representantes de la hostelería. Gobernar es apostar, decidir, elegir, descartar y... aguantar. El Ejecutivo no puede mostrar tanta volatilidad en un asunto tan serio del que muy pronto podemos evaluar las consecuencias. Moreno se la ha jugado. Ha quedado como el padre que se pone serio ante la primera borrachera del niño y lo castiga sin salir el fin de semana, pero el viernes por la tarde está dándole dinero con el ruego de que, al menos, tenga cuidado. Sólo cabía un cambio tras anunciar el plan para Navidad: su endurecimiento en caso de necesidad. Jamás suavizarlo. Y mucho menos cuando un indocumentado te pide la dimisión.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios