La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Teta movilizadora y sopa empresarial

O Yolanda Díaz no pertenece a este Gobierno o María Jesús Montero no dice la verdad

María Jesús Montero ha dicho que este Gobierno"está trabajando para los intereses de los ciudadanos y de nuestras empresas, que en definitiva es el interés social de la mayoría de nuestro país". Matícese. Si este Gobierno está trabajando para los intereses de nuestras empresas resulta que: a) Yolanda Díaz no pertenece a él, pese a que sea su vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo. b) María Jesús Montero no dice la verdad. Hay que elegir necesariamente entre a y b porque es imposible que ambas cosas sean ciertas. O lo uno o lo otro. O la una o la otra. Porque resulta que la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo de este Gobierno dijo hace pocos días en los pasillos del Congreso con firme tono mitinero: "Mi apoyo explícito a las movilizaciones sindicales frente a la patronal española". Por si la cosa no quedaba suficientemente clara y alguno de los muchos micrófonos apelotonados en torno a ella en el pasillo del Congreso no lo captó bien, o por si algún incauto creyó que aquello fue un pronto, un arrebato, en los micrófonos amigos de la Ser Díaz recalcó que "en este momento, la patronal no está a la altura de su país y los sindicatos tienen razones para salir a la calle". Y, la verdad, por muy sincrético que se ponga uno no parece posible que desde un mismo Gobierno se trabaje a la vez "para los intereses de nuestras empresas" y se alienten las movilizaciones sindicales contra una patronal que no se considera a la altura del país. O Montero o Díaz. Teta movilizadora y sopa empresarial no caben en la boca de este Gobierno.

Ya sabe que una es socialista y la otra comunista y que la antipatía -por no decir aversión u odio- entre ambos partidos se remonta al 15 de abril de 1920 (fundación del PCE por escisión de las Juventudes Socialistas) y al 13 de abril de 1921 (escisión de los "terceristas" procomunistas, que acabarán fusionándose con el PCE tras negarse el PSOE a adherirse a la Tercera Internacional o Komintern). Cosas viejas, sí, de tiempos recios que afortunadamente -visto lo que pasó después- poco tienen que ver con los nuestros. Pero un siglo de aversión imprime carácter.

Cuestión de matices es también lo de arrogarse la defensa y representatividad de "la mayoría social" española -y andaluza, como Montero recalcó después en Algeciras- desde un partido que obtuvo 120 escaños en las últimas elecciones nacionales y las perdió en Andalucía. ¿De qué mayorías habla?

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