Que Huelva deje de ser "la gran olvidada", como tantas veces se ha dicho, es un ferviente deseo de todo buen onubense. Ahora se asegura que "Huelva es una gran prioridad para la Junta de Andalucía". Creamos en ello sin que nuestro talante, por lo general alegre y confiado, nos haga olvidar antiguas y nuevas reivindicaciones. En primer lugar para que el dinero que la provincia necesita para su desarrollo llegue por fin, que no duerman el sueño de los justos las reclamaciones que en su día presentaron los dirigentes socialistas onubenses sobre las infraestructuras que se proclamaron por un gran número de ciudadanos en la manifestación celebrada en nuestra capital hace cuatro meses. Como tristemente hemos comprobado en este tiempo, siguen ofreciendo en materia ferroviaria lamentables anomalías que afectan por igual a viajeros y transportes en general. Trenes ostensiblemente decrépitos que suelen jugar malas pasadas a los pasajeros. Nada ha cambiado tampoco en la deficiencia patente en comunicaciones por carretera.

Llama la atención que tras la exhibición pancartista y electoralista que acuciaba a nuestros mandatarios ante la celebración de los distintos comicios que protagonizamos en los pasados meses, las habituales en estas circunstancias, y tras la mayoría socialista en tantos ayuntamientos, incluido el de la capital y por supuesto en la Diputación, reine una "paz octaviana" y las oportunistas reclamaciones hayan quedado en el olvido. También se puede morir de éxito, de autocomplacencia, de mayorías absolutas y de una oposición indulgente y resignada a ver malogradas sus propuestas, lo cual no debe implicar que no libre una dura batalla en defensa de cuanto pueda beneficiar a esta capital y de cuantas mejoras y soluciones requieran cuestiones que no son de ahora y que adolecen de indolencia de tiempos pasados.

Y por citar, citemos, entre tantas, reclamaciones que con el poder en el bando contrario ahora salen a la luz. Sean las obras del antiguo edificio de Hacienda. Si ahora el gobierno municipal se muestra tan preocupado por su demora, parece olvidar la cantidad de años que se ha llevado sumido en el más reprobable abandono. Lo mismo diríamos de la iluminación del puente del Odiel, de cuya deficiencia viene adoleciendo desde su propia existencia y sobre otra iluminación necesaria en otra arteria esencial de fundamental circunvalación para Huelva, la H-30 y sus vías de servicio. Es una más de las reivindicaciones eternizadas en el tiempo. En esta columna lo reiterábamos el 4 de abril del pasado año, como también recordábamos que sus luminarias permanecían apagadas porque no circulan más de 80.000 vehículos al día. Lo cual resulta inadmisible. Nos parece muy bien que se reclame todo esto a la actual Junta de Andalucía, pero no, olvidemos el silencio de años anteriores cuando los mandatarios eran otros. Y los problemas siguen hoy tan vigentes y tan urgentes como entonces.

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