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Preguntas para la encrucijada

Es el momento de encontrar las preguntas correctas; ¿necesitamos vivir como antes de todo esto?

Todo va demasiado rápido, hasta el confinamiento va rápido. El ritmo que teníamos cuando éramos libres, ¿lo éramos?, sigue martilleando nuestras cabezas para que podamos salir a toda costa, volver realmente. Cuesta mirar hacia adentro, hacia nuestra casa y lo que realmente necesitamos, y buscamos la salida, ansiamos el siguiente paso, ahora el "desconfinamiento", después lo que sea, alguien marcará el camino.

En esa huida desesperada también se van colando debates en la agenda pública, caminos a elegir, uno detrás de otro. Primero había que decidir entre enclaustrar a la gente o dejarla circular, después entre si pruebas diagnósticas para todos o para unos cuantos, también entre modelos usados en distintos países, debates éticos sobre la muerte, etc., respondidos todos aprisa, sin poso. Ahora, en un debate de salida. En estos días tenemos que decidir entre vehicular miles de millones hacia un gran Plan Marshall, repleto de inversiones para reconstruir lo derrumbado, o invertir en la edificación de un sistema basado en la economía verde. Aunque ambas vías confluyen, se trata de usar el dinero público para mantener grosso modo nuestro modo de vida, una de ellas realmente consume mucho menos petróleo. Esa vía verde además ha adoptado en estos días la forma de Pacto por un Impulso Verde, una propuesta de hasta 13 ministros europeos, incluida la ministra de Transición Ecológica Teresa Ribera, donde se habla de una actualización del Pacto de la Cumbre de París nunca asumido: movilidad sostenible, energías renovables, recuperación de la biodiversidad, economía circular, etc. De elegir, yo, y quizás muchos de ustedes, preferiría lo de construir una nueva economía verde, pero por desgracia tampoco parte de preguntas reales, realmente transformadoras y trasladadas a la sociedad en general, sino de élites que nos las firman: ¿cómo queremos vivir? ¿A qué estamos dispuestos a renunciar para cambiar el orden social? ¿Deben seguir habiendo pobres o ricos?, porque cambiar la economía sin cambiar postulados de partida contaminará menos, pero no cambiará la sociedad.

Hay muchas posibilidades, nacidas de la respuesta apresurada a este cataclismo, pero ahora, en una encrucijada histórica impuesta por las circunstancias, es el momento de encontrar las preguntas correctas. ¿Necesitamos vivir como antes de todo esto?

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