Artículos

Santiago / Hierro

Pilarín Tavira, una diva que fue de la canción

06 de junio 2016 - 01:00

TENGO en mis manos un antiguo fascículo con noticias reducidas de Huelva, fechado en el año 1950, en el que aparte de reseñar algunos hechos acaecidos en nuestra ciudad en aquellas fechas, bien conocidos por el firmante, con datos sugestivos, resaltando aquellos sonados triunfos de nuestro paisano, matador de toros, Miguel Báez Litri y como un dato de trascendencia, la inauguración del Palacio Municipal de Huelva.

Pero el principal motivo que me ha llevado en esta ocasión, que en verdad me atañe, ha sido un encuadre dedicado a una jovencísima artista que fue de la canción española, paisana nuestra, Pilarín Tavira Romero, que en aquellas fechas de los años 50, estaba debutando nada más y nada menos en el país americano, en la gran ciudad cosmopolita de Nueva York, cosechando grandes éxitos en donde había sido contratada y que aún seguía actuando.

Había dejado atrás, sus compromisos de actuaciones, como canzonetista folclórica, con sonados aplausos, en toda Andalucía, decantándose mayormente con Huelva, como su patria chica, en donde había dejado todo ese arte, que llevaba en sus adentros.

Pero es mi deseo llamar la atención y el recuerdo, aunque haya pasado otro medio siglo, y es que nuestra querida, entonces joven y gentil paisana, en esa ventajosa contratación, en allende los mares y en esa gran urbe de Nueva York, en donde obtuvo una gran resonancia de éxitos.

Fueron cuantiosos los elogios que Pilarín recogió de periódicos y magacines, anexionándose con la simpática onubense, que demostrando su amor y cariño por la tierra que le dio la vida, hizo que en los carteles figurara en los encabezamientos el nombre de "Pilarín Tavira de Huelva".

La prensa se desbordó no sólo por ensalzar el arte folclórico de la artista, que sabía interpretar a la perfección entre la canción andaluza y el baile flamenco, sino que todo ello llevaba un complemento de la mayor importancia en una jovencísima artista, de agraciado rostro, que acompañaba con ese ágil movimiento de brazos y manos que se conjuntaba con ese tipismo andaluz, lleno de gracia, salero y garbo.

Asistieron a sus representaciones un buen gentío de la colonia andaluza que residían en la gran urbe y les hacían recordar a otras artistas españolas de resonados triunfos que habían pasado por distintos escenarios americanos, que habían dejado el buen hacer de las canciones y el baile flamenco español.

Ya todo ha quedado en el recuerdo y añoranzas de aquellos años pero al leer en aquel fascículo de 1950 la reseñada noticia ya comentada, "he tirado de la pluma" y me ha dado opción a revivir de nuevo a la remembranza, de aquella entrañable criatura choquera que se llamó Pilarín Tavira, que dejó pero que muy alto, el estandarte o pabellón de Huelva.

stats