Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Merece la pena?
TEXTUALMENTE, define la Real Academia de la Lengua, a quienes en su "vestuario, modales, lenguaje, etc., manifiesta gustos propios de una clase social acomodada". Entre la adolescencia de mi época, se les llamaban güilis a los pijos y pijas de hoy, lo que atestigua la pérdida de un viejo localismo choquero. Viene a cuento la cosa por el calentamiento bucal del dirigente de IU, Pedro Jiménez, campo rojo, contra la solapada advertencia del secretario general pepero, campo azul, David Toscano, referida a la "llave maestra" que su partido ostentará en la Diputación durante cuatro años. Por lo visto, le debe haber jodido que un chavea de corbata y claustral por la Universidad de Huelva, sugiera que, su actitud ante la problemática de la Casa y su incidencia en el negro panorama económico de la provincia, ha de ser decisiva, y por tanto, tan justa, equitativa y solidaria como declara en su programa electoral. Lo que no pongo en duda.
Pero volvamos a la hosquedad verbal y advirtamos que lo de niño pijo encierra una monserga progresista muy a tono con la bancada izquierdosa, e incluso, una simpar moraleja anticapitalista para clamar por la lucha de clases desde que Lenin exaltara a las masas con el famoso grito, "proletarios del mundo, uníos, ante el imperialismo", tan respetable, por supuesto, como su pertinente e irrevocable desmoronamiento, pero esta vez, sin altavoces, ni purgas, ni komiterns, ni colgoses, si acaso, la implacable y silenciada caída de aquel Telón de Acero y conversión de la Rusia Soviética en referente actualizado de aquellas pestilentes, democracias occidentales.
A veces, la incontinencia suele jugar malas pasadas y surge lo inevitable, porque dentro de Izquierda Unida, o sea el PC, ha habido, hay y habrá insignes pijos de grandes caudales y champan rosa en sus bodegas. Nobles, aburguesados, financieros y belugas. Repasemos la historia reciente de la guerra civil, sigamos por la transición y volvamos la España de Arzak, la de las zejas artistionas, la del paseo de la fama, la de madre china pujante de Reeboks, Apples y McDonals, que acaba de fichar para el club, Guang-Zhon, a Mario Conca, por la módica cantidad de 6,8 milloncetes de setarlos en un traje común, que sus modales no pueden ser motivo de exclusión y su lenguaje, confinamiento punible. Somos una comunidad plural, interclasista y librepensadora.
Si juzgáramos a los demás por su atuendo y excluyéramos a quienes por su cultismo constituyen una individualidad diferenciada, entonces, la sorpresa de los uniformistas sería mayúscula. En sus archivos constan los informales del sistema entre lo más granado y más pecero. Los jóvenes del botellón sueñan con maestres, puestos ejecutivos, con las nuevas tecnologías y con el padel, con
Muhamad Yunus y sus microcréditos y con la zurda de Leo Messi, con Médicos sin Fronteras y la Ribera Maya. El hábito no hace al monje ni las bacanales de Picasso, al genio. Lo importante es saber que hay detrás de la máscara, si un payaso que hace reír a los demás o un maestro, que se ríe de si mismo. Los güilis suelen ser buena gente.
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